Capitulo 13

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NARRA ALEXIA

—Yo también te quiero, Ale—respondió y no pude evitar celebrar internamente que lo había conseguido, le gustaba de verdad.

Su mirada había cambiado de una dulce a una de deseo y seguramente la mía también.

Puso sus manos en mis mejillas y estampó sus labios contra los míos. Era un beso apasionante, cargado de ganas y deseo.

Estuvimos unos minutos así. Yo me moría de ganas de ir más allá que eso, pero sabía que con Diana tenía que ir lenta. Ella no había vivido nada así y era mejor ir despacio.

Diana llevó sus manos al borde de mi camiseta y me sorprendí.

—No hace falta que hagamos nada, ¿lo sabes?—me separé de ella un momento—. Si no quieres hacer nada no estás obligada, yo puedo esperar todo el tiempo que necesites.

Ella negó con la cabeza.

—Quiero hacerlo, solo que tendrás que enseñarme...—murmuró vergonzosa.

—Hoy no voy a enseñarte a hacer nada, solo voy a hacerte disfrutar, ¿entendido?

Asintió y me besó cariñosamente, pero el beso volvió a intensificarse en un santiamén. Por lo que la tumbé en el sofá quedando ella debajo de mi.

Bajé mis besos lentamente por su mandíbula y cuello, donde me quedé un rato besándolo y mordiéndolo cariñosamente, dejando algunas pequeñas marcas para marcar territorio.

Me encontré con el inicio de su jersey, así que le pedí permiso para quitárselo junto a su camiseta que llevaba abajo, encontrándome con un sujetador de encaje sin tiras de color rojo. Creo que el rojo se había vuelto mi color favorito en ese mismo momento.

Le pedí permiso con la mirada para poder desabrochar su sujetador. Ella asintió y me ayudó a quitárselo.

Mimé sus pechos con delicadeza. Tenía que tener en cuenta que acababa de salir del hospital y aún estaba un poco débil.

Obviamente también dejé unas cuantas marcas allí, cuando estuve satisfecha, le desabroché los tejanos azules que tenía y se los bajé lentamente, dejando a la vista un tanga de encaje rojo a conjunto del sujetador.

—¿Venias preparada para este momento?—pregunté burlona.

—Si vieras los otros te morirías—murmuró jadeante pero a la vez divertida.

—Esperaré paciente al día que me los enseñes todos. A lo mejor me hago hasta una lista de los 10 que más me gustan—bromeé.

Ella rió y me besó.

Llevé mis manos a su ropa interior y volví a pedirle permiso para quitársela. Ante todo quería tener su permiso por si quería parar.

—Dian, cualquier molestia o si quieres parar me lo dices—la avisé—. Solo dímelo cuando quieras que pare.

Ella asintió con la cabeza.

—¿Como que Dian?—preguntó con una sonrisa.

—Tendré que empezar a llamarte de una forma que solo lo haga yo—dije besándola.

Supernova-Alexia PutellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora