Capitulo 14

1.7K 127 29
                                    

NARRA DIANA

Me había dormido entre los brazos de Alexia, otra vez. Pero esta vez no era como las otras, sino que estaba desnuda debido a lo que habíamos hecho por la mañana.

Me sentía bastante avergonzada. Nunca antes me había tocado a mi misma, aún menos alguna otra persona, y sabía que ella lo había notado, aunque no le había dado importancia.

Me desperté y noté como ya no había nadie a mi lado, así que me levanté extrañada de no encontrar a Alexia por el salón.

Al ponerme de pie noté una gran molestia en mi parte baja. En los libros nunca decían estas cosas.

Intenté ignorar las molestias y fui andando como pude hasta donde se encontraba toda mi ropa tirada. Solamente me puse el tanga y la camiseta de manga corta, aún tenía demasiada calor en el cuerpo como para taparme más.

Fui a la cocina donde estaba Alexia, que cuando me vio andar se rio de mi.

—No te rías—dije y me impresioné por tener la voz tan afónica—. Joder ¿he gritado tanto?

Volvió a reír. Se acercó a mi y puso las manos debajo de mi camiseta para apoyarlas en mi cadera. Con una mano empezó a jugar con la tira de mi ropa interior. Me extrañó ya que no me incomodaba eso, más bien me gustaba tenerla cerca.

—¿Que tal estás?

—No lo sé, sinceramente—murmuré—. Me duele todo y se que voy a empezar a comerme la cabeza por todo esto. Nunca antes había hecho nada parecido y me da mucho miedo.

La mejor opción era abrirme y sincerarme con Alexia. La comunicación era el paso principal para cualquier relación, ya sea amistosa o amorosa.

—No tienes que comerte la cabeza con nada porque yo no me voy a ir de aquí. Quiero que sepas que no me arrepiento de esto, que me gustaría que todo siguiera siendo así y que ojalá nunca terminase. No se que me has hecho Dian, pero me estás volviendo loca y no voy a permitir que estés mal, menos si es por mi culpa—dijo sin dejar de mirarme a los ojos.

Estaba muy sensible y no pude evitar ponerme a llorar. No sabía porque lloraba. A lo mejor porque lo que me había dicho era muy bonito, o podía ser que fuera porque me daba miedo que me dijera esas cosas.

—No llores, corazón—me abrazó.

—Eres la mejor—murmuré muy bajito.

No sabía si me había escuchado, pero igualmente se lo dije y no pararía de repetirlo.

—Comemos y luego ya vemos que hacemos, ¿te parece bien?

Asentí y le di un beso que transmitía todo lo que no me atrevía a decir.

Se separó de mí y volvió a dirigirse a los fogones, donde la pasta se estaba haciendo.

Comimos hablando y riendo. Si que de vez en cuando le robaba algún beso, pero se me hacía inevitable tenerla tan cerca y no besarla.

Al acabar ella fue a lavar los platos y yo volví a dormir. Tenía que recuperar las horas que no había dormido esas dos semanas en el hospital.

Noté que cuando acabó de limpiar todo, se sentó en el sofá, alejada de mi, pero luego cambió de idea y me cogió la cabeza delicadamente para sentarse debajo, quedando yo apoyada en su regazo.

—Buenos días, bella durmiente—bromeó al ver que mis ojos estaban abiertos.

—Buenos días—murmuré sonriendo vergonzosa—. ¿Que vas a hacer?

Supernova-Alexia PutellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora