Capitulo 25

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NARRA ALEXIA

Diana acababa hoy la quimio antes de irnos a Bilbao. La acababa definitivamente. Estaba perfecta, le habían hecho las últimas pruebas que indicaban que no parecía haber ningún rastro de cáncer por ningún sitio. Estaba muy orgullosa de ella. No había llorado ni se había estancado en absoluto con su enfermedad, había sabido sobrellevarlo todo con total normalidad y era algo de admirar.

—¿Lorena, puede entrar conmigo, por favor?—pidió mi novia a la secretaria del hospital.

Ella asintió.

—Solo la dejo porque es tu último día, que quede claro—dijo con una sonrisa.

—Muchas gracias Lore, te echaré de menos—murmuró acercándose a abrazarla por encima del mostrador. Diana era muy sociable con la gente mayor, les encantaba a todos. Bueno, y también les encantaba a los más jóvenes, pero eso en otros sentidos. A mi me encantaba de todas las maneras.

Seguí a mi novia que andaba por los pasillos del hospital como si fuera su casa. Entró en una sala y me esperó en la puerta para dejarme pasar a mi antes.

—Todos los médicos son súper majos, te van a caer genial—murmuró. Yo asentí.

Entró un médico bastante joven, tendría que ser de mi edad. Le ponía unos 29. Empezó a hablar con ella de una forma muy coqueta. ¿Porque estaba ligando con mi novia? Llevaba una sudadera mía, se notaba que ya estaba pillada por alguien.

Ese chico le hizo todo el tratamiento a Diana e intenté controlarme en no hacer nada con el coqueteo que le hacía el médico a mi novia. Hasta le cogía la mano cuando le ponía la inyección. Noté como Diana se tensó ante eso y no lo iba a permitir, así que decidí intervenir.

—¿Amor, puedo cogerte yo la mano?—pregunté usando un mote para marcar territorio.

Ella me miró y asintió zafándose de la mano del enfermero y dándomela a mi cuando ya estaba sentada a su lado. Se relajó al instante.

Me encantaba ser la persona que tranquilizara a Diana en los momentos malos o a la que siempre llamaba si tenía un problema.

Cuando acabó el tratamiento salimos de la sala donde estábamos aún con las manos entrelazadas.

—Te quiero amor—murmuró Diana dejando un beso en el torso de mi mano—. Ese médico no lo había visto nunca.

—Lo que le pasa a ese médico es que tiene que aprender a no tocar lo que no es suyo—dije tensa. Solo de pensar en alguien tocando a mi chica sin su permiso se me tensaba todo el cuerpo y me entraban unas ganas inmensas de pelearme con la persona que la hiciera sentir así.

—Mejor olvidemos eso y disfrutemos de que ya he acabado la quimio—dijo mirándome sonriente. Me quedé embobada con su sonrisa. Nunca me cansaría de verla. Era la más bonita que había visto nunca. Me transmitía tranquilidad y alivio, me decía que todo iba a estar bien y que no pasaría nada malo.

Cuando reaccioné a lo que había dicho asentí y no pude evitar pararme en medio del pasillo para darle un beso.

—Te quiero mucho amor—dijo aún más sonriente si se podía.

—T'estimo molt—dije sonriendo también. Su sonrisa era muy contagiosa.

[• • •]

El viaje a Bilbao fue muy rápido. No nos dio tiempo ni de dormir en el avión.

No me dejaron ver a Diana en todo el día porque se suponía que "tenía que estar centrada", así que estaba con un humor de perros.

Supernova-Alexia PutellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora