Capitulo 3

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NARRA DIANA

—Me está llamando mi hermana, haz silencio—murmuró Alba

Nada más subirme al taxi llamé a Alba para preguntarle si podía ir a su casa. Tenía que hablar con ella. Sabía que era su hermana, pero también sabía que me guardaría el secreto y no se lo contaría. Así que ahora me encontraba en su cocina mientras hablábamos y tomábamos un vino.

Al enterarme que Alexia había llamado a Alba, mis nervios aumentaron sin saber porque.

Desde pequeña había tenido la manía de cuando estaba nerviosa me llevaba cualquier cosa a la boca. En ese caso fue la copa de vino, la cual me la bebí de un trago. Me rellené la copa no sé cuantas veces mas y me las bebía poco a poco mientras Alba hablaba con su hermana. Me llegué a acabar toda la botella.

—Me ha llamado para preguntarme si habías llegado a casa—dijo haciendo una mueca tierna.

—Me está estresando todo este tema—murmuré levantándome, pero me mareé al hacerlo y tuve que cogerme a la isla de la cocina.

—Ya lo sé, me lo has explicado, pero no pasa nada si sientes algo o no, ¿si? Tú no decides quien te gusta—dijo—. No me voy a enfadar si te gusta mi hermana.

—Es que no quiero que me guste—murmuré casi al borde del llanto. No tenía casi resistencia al alcohol y eso me estaba haciendo efecto—. A mi no me gustan las chicas.

La verdad es que no sabía si me gustaban las chicas. En teoría no, se suponía que había escrito mis libros sobre un romance entre dos chicas ya que mi hermana es la persona más lesbiana que existe en este planeta, pero yo no. Me negaba, nunca me habían gustado las chicas y era imposible no haberme dado cuenta antes.

—Didi, sabes que no es nada malo que te gusten las chicas, ¿verdad?

—Claro que lo se, pero a mi no me gustan—me estaba empezando a enfadar. ¿Porque era tan bipolar cuando bebía?

—Ves a dormir un rato mientras yo voy a ducharme—aconsejó—. ¿Luego te llevo a casa, vale?

Yo asentí con la cabeza mientras iba hacia el sofá.

Había dormido tantas veces en ese sofá desde que nos conocimos que ya había perdido la cuenta. No se como no me había fijado en que Alba tenía una hermana. Encima que esa hermana fuera tan guapa.

Mierda. ¿Porque pienso esto?

La pregunta de si me gustaban las chicas empezaba a rodar por mi cabeza. ¿Podía llegar a haber alguna probabilidad de que me gusten las chicas? Tenía que ir a casa de mi hermana lo antes posible.

Intenté dormirme, pero la rubia no salía de mi cabeza. Estaba a punto de conciliar el sueño cuando sonó el timbre.

Ahogué un grito de frustración y me levanté, sujetándome a todo lo que veía ya que del mareo que tenía sentía que me iba a caer en cualquier sitio.

—¿Que haces tú aquí?—habló la rubia que no salía de mi cabeza.

Espera. ¿Que hacía ella aquí?

—Estaba hablando con Alba sobre t...—casi se me escapó decir que estábamos hablando de ella. No voy a volver a beber—. Sobre trabajo. ¿Acaso no puedo?

—¿Donde está mi hermana?—murmuró intentando rodearme, pero yo puse mis brazos en el marco de la puerta evitando que entrase—. Joder Diana. ¿Has bebido?

—Yo no he bebido ni una sola gota de alcohol—dije frunciendo el ceño—. Ahora vete y déjanos a Alba y a mi hablar sobre nuestras cosas.

—Didi, déjala pasar—dijo una Alba recién duchada mis espaldas.

Supernova-Alexia PutellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora