Capitulo 21

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NARRA DIANA

No estaba durmiendo nada esa noche. La imagen de mi madre decepcionada al enterarse invadía mi mente todo el rato y no sabía como pararlo.

Eran las 4 de la mañana. Todavía me quedaban 4 o 5 horas para levantarme, así que decidí ir a la cocina a prepararme un té de estos que te ayudan a dormir.

Ese lunes no trabajaba. Me obligaban a coger los días de fiesta que habían tenido todos mientras yo estaba de baja porque sino me los quitarían, así que había decidido tomarme ese lunes y martes de descanso.

Estaba a punto de llevarme el té a los labios cuando noté unos brazos rodeaban mi espalda. Me asusté.

—Joder no me des estos sustos—dije girándome.

—Perdón—murmuró con voz ronca. Apoyó su cabeza en mi hombro y cerró los ojos—. Es que te iba a abrazar pero he notado que no estabas en la cama y he bajado a buscarte.

La abracé y dejé un besito en su sien.

—No puedo dormir, tengo las palabras de mi madre grabadas en la mente—admití.

—¿Quieres que nos pongamos a leer para que te olvides un rato?—propuso.

Yo negué.

—Ya me pondré a leer yo, tú tienes entreno temprano.

Ahora ella negaba con la cabeza.

—Si tú estás despierta yo también—dijo convencida.

Yo resoplé. En este aspecto Alexia era igual que yo, siempre teníamos que salirnos con la nuestra.

—¿Podemos empezarnos el libro nuevo?—pregunté con un poco de emoción. Hablar de libros me encantaba.

Asintió.

—Leeremos el que tú quieras.

Dejé otro beso en su sien y me separé de ella para ir al salón a buscar el libro.

[• • •]

Mis ojos fueron abriéndose poco a poco. Noté que no estaba abrazada a Alexia como solía estar siempre, me pareció raro, pero luego me acordé que nos habíamos quedado dormidas mientras leíamos.

Yo estaba sentada entre sus piernas acurrucada en su pecho y ella estaba sentada apoyada en el respaldo de la cama mientras sostenía el libro entre sus manos. La pobre tendría un dolor de espalda terrible cuando se levantase.

Eran las 7 de la mañana. A las 10 Alexia tenía entreno, así que aún podía dormir media hora más. Cosa que no logré hacer ya que Alexia me abrazó y me clavó la esquina del libro en la espalda. Intenté ahogar un grito para no despertarla, pero no funcionó.

—¿Que pasa cariño?—murmuró con la voz ronca. Joder como me gustaba.

—Me has clavado la esquina del libro—dije llevando mi mano a la zona donde estaba el golpe—. Recuérdame no volver a comprar libros de tapa blanda y con el borde plano.

—Lo siento mucho, ¿estás bien?—preguntó preocupada.

Yo negué.

—Necesitaré muchos besitos para curarme—pedí con voz tierna. Si hace dos meses alguien me decía que lo que me daba vergüenza ajena lo estaría haciendo ahora, me reiría en su cara.

Ella sonrió de lado. Puso sus manos en mi cintura y nos cambió de posiciones: ella encima y yo abajo.

—¿Donde ha sido el golpe?—preguntó empezando a dejar besos en mi cuello.

Supernova-Alexia PutellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora