Capitulo 19

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NARRA DIANA

—Voy a ir a visitar a mis padres.

—¿Les contarás lo nuestro?

Asentí con un nudo en la garganta.

—No se que me dirán...—murmuré apartando mi mirada de la suya—. Alejandra nunca me ha querido contar cómo reaccionaron.

Me cogió las manos e izo que la volviera a mirar.

—Van a reaccionar bien—me aseguró—, y si no lo hacen me tendrás a mi y a mi familia, que te quieren más que a mi.

La madre de Alexia siempre me había acogido bien cuando iba a su casa con Alba o con Alexia. Desde un principio me había tratado como a una hija más y yo a ella como si fuera una segunda madre.

—¿A que hora vas a ir?—me preguntó.

—A las 12, así como con ellos.

Asintió y me abrazó. Se acurrucó en mi pecho para intentar volver a dormir. Eran las 8 de la mañana de un domingo. No teníamos nada que hacer así que estábamos en la cama dándonos mimos.

—Tus pensamientos a veces hacen mucho ruido—murmuró levantando la cabeza para mirarme.

—Creo que si van a aceptarme. A Ale nunca la han tratado mal—dije no muy segura.

—Si quieres te llevo—propuso.

Yo me negué.

—Es mejor que vaya sola.

Asintió no muy segura.

—Cualquier cosa me dices, ¿entendido?

Asentí y la abracé.

—Ahora vamos a dormir dos horitas más—propuse.

Dejó un beso en mi frente y se volvió a acurrucar en mi pecho.

Sobre las 10 nos volvimos a despertar. Desayuné rápido mientras le explicaba a Alexia lo que había soñado. Cada día lo hacíamos a la hora de desayunar y era muy divertido.

Al terminar de desayunar estuvimos un rato haciendo el vago en el sofá.

—Ale...—dije mirándola a los ojos.

—Conozco esa mirada—dijo riendo—. ¿Que quieres?

—¿Me dejas tu coche? Porfa—pedí abrazándola.

Ella asintió sonriente.

—Sabes que eres la única a la que se lo dejo.

—Y más te vale—hablé celosa de broma—. Porque si alguien conduce tu coche que no sea yo ya puede ir preparándose.

Ella rió y me contagio la risa.

Decidí que ya era hora de ducharme. No quería ducharme con Alexia porque sabía que acabaría llegando tarde, así que después de que me insistiera mucho, me duché con ella sentada en la tapa del retrete mientras me contaba que iba a hacer hoy sin mi.

Por insistencia suya dejé que escogiera mi ropa, cosa que hizo bastante bien si le restábamos que escogió un tanga y un sujetador que no combinaban para nada.

—¿Tienes ropa interior negra?—se sorprendió al ver un paquete sin abrir.

Asentí y lo abrí para enseñárselos. Tampoco era lo más provocativo que tenía.

—Y tengo otro personalizado que me tiene que llegar—dije con una sonrisa pícara.

—Ya me los enseñarás—dijo abrazándome por la cintura para luego bajar sus manos a mi culo y dejar un apretón.

Supernova-Alexia PutellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora