44- Atelier

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Olivia

Otro día en el que iba a ver a Zion a su entrenamiento, otro día en el que me dejaba una nota adhesiva en mi mochila. Se estaba volviendo una costumbre bastante adorable.

Pasaré por tí a las nueve, belle.

Hasta entonces.
Z.M

Y, efectivamente, eran casi las nueve y yo ya estaba lista. Sentada a mi lado estaba Ruby, intentando escribir.

—Agh, detesto esto. Se supone que si estudio escritura creativa, debería tener ideas, pero no. —Apagó su ordenador. —Cuéntame algo lindo de tus clases para distraerme. —Volteó a verme.

—Nada para contar. —Me encogí de hombros. —Honestamente, ya no las soporto. Son aburridas, lentas y cada día parecen más difíciles.

—Bueno, así funcionan las clases, cada vez cuestan más —bromeó—. En fin, parece que la única que la pasa bien es Vera.

—Eso creo. —Reí, pero me había deprimido un poco hablar de mis clases. Por suerte, en ese instante el timbre sonó.

Prácticamente salté del sofá y fui corriendo a la puerta.

—Las amo, adiós —saludé mientras salía por la puerta.

Retoqué un poco mi labial en el ascensor. Entonces me fijé en el vestido que llevaba. Lo había hecho yo misma. Era blanco, corto, con sobre falda y mangas estilo pétalo. Me sentía como una princesa. Pero, especialmente, me sentía hermosa. No era agocéntrica, pero era un vestido bellísimo. Me sorprendí a mí misma olvidando por un segundo que no era una prenda comprada.

Para cuando llegué a la planta baja, Zion ya estaba conversando con Joao tranquilamente.

—Oh, hola señorita Willson —saludó el portero y yo le sonreí.

—Buenas noches, belle. —Zion se acercó a mí. Estuvo por besarme, pero se quedó viendo el vestido. —¿Lo hiciste tú? —Asentí. —Es bellísimo, —se acercó a mi oído— pero no tanto como la mujer que lo está usando.

—Muy bien, capitán de los Romeos, ya vámonos. —Lo tomé de la mano y nos despedimos de Joao.

○○○

—Entonces... ¿qué tal tus aburridas clases? —preguntó mi novio durante el viaje.

Sin notarlo, solté un quejido.

—Por favor, Zion, no hablemos de mis clases. Eres la segunda persona que me pregunta por ellas en una hora, y solo me deprimo más —dije acercando un poco mi cabeza a la ventana. Quería haya una tormenta, así podría ver algunos rayos.

—Muy bien, mensaje recibido. —Asintió. —Aunque algo me dice que lo que planeé te subirá el ánimo.

—¿Y qué es? —pregunté desviando mis ojos del cielo hacia él.

—Una sorpresa que te va a encantar. —Sonrió pedantemente y yo rodé los ojos divertida.

○○○

—¿Qué hacemos en la universidad? —pregunté cuando Zion me abrió la puerta del auto.

—Ya verás... —Zion levantó sus cejas juguetonamente.

Atravesamos el campus hasta llegar a uno de los edificios del fondo. No pude evitar recordar la cita que Zack y Ruby habían tenido. Me reí internamente imaginando lo que me esperaba, suponiendo que los hermanos habían tenido la misma idea.

La Venganza de los Corazones RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora