33- Ya no me duele

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Olivia

—Yo... osea, yo... digo...

Estaba en blanco. No podía hablar.

—Sí no quieres está bien, sé que es un poco apresurado...

—¡No! —grité sorprendiéndolo— Porsupuesto que quiero. —Rodeé su cuello con mis brazos y lo besé.

Cuando no separamos, lo abracé y sentí su perfume.

—Me haces muy feliz, Belle, enserio —dijo aún en el abrazo.

—Y tú a mí —dije yo.

Vera

Estábamos con Ru en la sala esperando a Oliv. Sentíamos mucha curiosidad sobre lo que había ocurrido.

Olivia entró literalmente corriendo a la sala.

—¡Chicas no saben! —exclamó.

Ruby y yo fuimos hasta ella.

—¡¿Qué?! —pregunté emocionada.

—¡Zion me pidió que sea su novia!

Una extraña sensación recorrió mi cuerpo desde mi cabeza hasta la punta de mis pies.

Me puse feliz por ella.

Entiendo que les sorprenda, pero fue ese en el momento en el que supe que yo ya no sufría más por Zion. Cuando me dí cuenta de que él ya no me dolía.

—Wow, Oliv, eso es... —comenzó Ruby dudosa, mirándome.

—¡Fabuloso! —exclamé abrazándola—. Estoy demasiado feliz por tí.

—¿Enserio? —preguntaron mis amigas a la vez.

—¡Claro que sí! ¿Irán a celebrar?

—Vamos a ir a almorzar, me está esperando abajo —explicó sonriendo.

—En ese caso, comiencen a trabajar, señoritas. Debes ir a celebrar con tu hombre. —Aplaudió dos veces haciéndonos saber que cada una debía ocuparse de su tarea. Se había vuelto algo natural.

Porsupuesto que estaba siendo honesta. Estaba muy feliz por ella. Sus ojos marrones brillaban de emoción. Se notaba que estaba feliz.

Yo solo contenía mi emoción por ver a Zeb al día siguiente.

○○○

No les había dicho a los chicos que ese día iba a volver al ensayo, para sorprenderlos.

Llegué diez minutos tarde.

Sin previo aviso, entré dando un portazo.

—¡Volví! —grité.

Los tres chicos que estaban parados, supongo que conversando, se quedaron totalmente quietos cuando me vieron.

Para mi sorpresa, Zeb corrió hacia mí y me envolvió en un abrazo que le envió calor a todo mi cuerpo. Sus brazos apretaban mi cintura y yo rodeaba su cuello con mis brazos. Su cabeza estaba escondida entre mi hombro y mi cuello.

—Te extrañé demasiado, Verita —dijo sin despegarse de mí.

Sonreí. —Y yo a tí, Zeb.

—¡Awwwww! —gritó Zeb haciendo que volteemos a verlo. —¡Lo siento! —dijo cuando notó que había interrumpido— Porfavor continúen.

Andrew se palmeo la frente. Zeb hizo un gesto con la cabeza, y Andrew le dió un zape a Blaise.

—¡Auch! —exclamó Blaise— Ya me callo.

La Venganza de los Corazones RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora