30. TODO LO QUE QUIERES ESTÁ MÁS ALLÁ DEL MIEDO

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NARRA DARIO

Lo veo detenerse detrás de mí y veo que otros siete coches se colocan detrás de él. Me habría gustado bajarme del coche y esparcirle los sesos por toda la carretera, pero eso habría significado ir directamente a la muerte porque está custodiado por siete coches en los que probablemente hay otros cuatro idiotas, de modo que decido pisar el acelerador de nuevo a fondo.

Miro por el retrovisor y veo dos coches a mi derecha y dos a mi izquierda. Uno de los idiotas saca la mano con una pistola por la ventanilla y esto empieza a divertirme y a aumentar mis ganas de seguir jugando.

Suena un número privado y creo saber quién es, así que contesto sin pensármelo demasiado.

— ¡Maldito hombre! No esperaba que respondieras—. La voz de Alex se escucha de fondo.

— Vaya, no sabes lo feliz que me hace saber de ti, estaba pensando y preguntándome si debía enviarte un paquete a la cárcel, pero no sabía si querías queso de cabra o de oveja. ¿Qué te trajo a Roma? ¿Buscas tu muerte?

En realidad no tengo ganas de hablar, porque Victoria dijo que me dejaría probar otra vez su paraíso esta noche, pero este idiota parece querer arruinarme la velada.

— ¿Por qué crees que la buscaría? Acabo de salir de la cárcel y regresé más fuerte que nunca para hacerte pagar por tu error.

— Qué pena, porque verás... esta vez no volverás allí, porque me aseguraré de enviarte a un lugar mucho más frío y sombrío.

Saco mi pistola del cinturón y encaro a uno de sus hombres que apunta su arma a mi rueda. Aprieto el gatillo y al primer disparo su cuerpo queda mitad fuera y mitad dentro. Detrás de nosotros oímos los bocinazos de varios coches y muchos de ellos ya se han detenido.

— Bien hecho Darío, ¡me ha gustado!

Puedo ver su coche detrás del mío y escucho su risa que me asquea.

— ¿Quieres una bala también? — Recargo mi pistola y observo como otro de los autos del cabrón se acerca al mío a toda velocidad.

— No, gracias, pero déjame ver como lo haces con Sebastian, quiero que sepas que he empezado a grabar, quiero tomar cada segundo y reproducirlo cuando tu coche explote.

— Si quieres ver mi coche explotar, todo lo que tienes que hacer es alcanzarme primero.

Diviso un camión pesado delante de mí y acelero para adelantarlo. Empiezo a oír el sonido de varias balas detrás de mí que parecen chocar contra diferentes metales; adelanto al camión y al avanzar sin asegurarme veo que ha chocado contra un coche rojo. El accidente no es serio y no creo que nadie haya resultado herido, pero por lo menos he obstaculizado un poco el tránsito.

— ¡Esta maniobra fue brutal!, pero sigo estando detrás de ti—, puedo oírlo llamar a otra persona desde otro teléfono— quiero que le den a mi mafioso favorito un show para recordarlo, por si mañana sigue vivo claro, saquen las putas ametralladoras y empiecen a disparar chicos, le daré un kilo de oro a quien consiga hacerlo derrapar en la autopista.

Me echo a reír y, sin aminorar la marcha, saco mi ametralladora M249 - AK de la guantera.

Cuelgo la llamada del idiota y decido llamar a Santiago.

— Sí, señor.

— Te invito a un castillo de fuegos artificiales, te mando la ubicación GPS y quiero que traigas otros cinco autos contigo, hay más espectadores.

— No tienes ni idea de lo aburrido que estaba, estaré allí en unos minutos.

Si Alex cree que puede intimidarme, está muy equivocado. Veo su coche junto al mío y ojeo por la ventanilla y lo veo agitando su teléfono al oído para que le conteste.

No puedo dejarla ir +21  #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora