NARRA VICTORIA
Se para frente a mí y no puedo abrir los ojos ni hablar, tengo mil nudos en la garganta que me ahogan y me hace sentir en medio de una tormenta donde las corrientes parecen llevarme cuesta abajo.
— Mírame.
Siento el roce de su mano en mi mejilla y me congelo. Mi cuerpo se inmoviliza y quiero chillar, pero no puedo articular palabra, así que entreabro los ojos y contemplo al hombre que me ha estado torturando durante dos meses.
Su mirada azúl es un océano de tsunamis que te martirizan hasta que te hundes. El tatuaje de su rostro te previene de que no te acerques, pero sus labios finos te van atrayendo poco a poco hasta que te capturan y te engullen.
Me alejo un poco y entrelazo las manos como un escudo y sólo puedo rogarle con la mirada que se mantenga alejado.
— Qué hermosa te volviste—, se aproxima despacio y yo cada vez me alejo más— no temas, no vine a lastimarte.
— Entonces... ¿por qué viniste? — Se me quiebra la voz, pero logro concluir la frase.
— Para recordarte que eres sólo mía—, prosigue aproximándose a mí, y yo continúo echándome hacia atrás hasta que mi espalda choca contra la pared—, espero que hayas sido una chica buena y no le hayas entregado a otro lo que me corresponde a mí—, percibo sus sucias manos rozando mi intimidad—, porque acabaré con quien lo hizo igual que contigo y de nuevo te echaré la culpa, como con la muerte de Mario—. Me agarra de las caderas y me acerca a él, trato de oponerme y de apartarme, pero no lo consigo.
Me toca con sus manos y no consigo retroceder, la vista se me hace borrosa y comienzo a asfixiarme.
— Siempre me gustó jugar contigo, fuiste y serás mi juego favorito, es por eso que aún no estás muerta—, su mentolado aliento me sofoca y su lengua me deja un rastro de humedad por todo el cuello. Lo empujo nuevamente pero no logro ni conmoverlo, continúo chillando y con una mano me traba los brazos y con la otra me cubre la boca—, todavía no te he matado, pero si vuelves a gritar lo haré.
NARRA DARIO
— No es demasiado trabajo, es algo pequeño, en aproximadamente una hora creo que habrás terminado—, tiro hacia abajo el elástico de mis bóxers y observo la huella que han dejado los labios de Victoria.
— Vale, espero tu mensaje,
Apago el móvil y echo un vistazo al reloj. Hace veinte minutos que Victoria subió a su apartamento y no ha vuelto a bajar, trato de llamarla y su móvil resuena en el coche, por lo que decido ir tras ella.
Al llegar a su apartamento, me doy cuenta de que la puerta está entreabierta y escucho la voz de un chico que pronuncia el nombre de ella. Empiezo a correr a toda prisa y observo el cuerpo de Victoria tumbado en el suelo.
— ¿QUÉ HA SUCEDIDO?
Me hinco de rodillas a su lado y la sujeto con las dos manos, la examino rápidamente a ver si tiene algún tipo de signo de violencia, pero no observo absolutamente nada fuera de lo común.
— La encontré de esta manera, venía porque quería platicar con ella, y al entrar a la casa estaba en el suelo—, el chico rubio me observa detenidamente mientras le toma el pulso—, su ritmo es débil, hay que checarlo.
Tomo a Victoria en mis brazos y abandono el piso. Rápidamente bajo las escaleras y entro en el coche, la coloco en el asiento trasero y marco a Gery.
— En cinco minutos te quiero en la puerta de mi casa.
— Sí, señor.
Acelero y manejo lo más deprisa posible, pasándome todos los semáforos en rojo y viéndola por el espejo retrovisor e intentando comprender qué diablos ha podido pasar.
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No puedo dejarla ir +21 #1
RomansaCuanto más lo observo, más siento su aura peligrosa y sombría que me atrae como un imán. Tiene una forma particular de imponerse y de presentarse. Es inquietante y desafiante, aterrador y letal. Parece ser el tipo de hombre que te enamora con una si...