Me quedo mirando a María, apoyada en la puerta, e inmediatamente me recorre un profundo sentimiento de culpabilidad. Hoy he sido un imbécil con todos los que me importan, y el remordimiento empieza a corroerme, aunque intente anegar mi mente con alcohol.
— Perdóname, María. Hoy... crucé la línea...— Intento encontrar mis palabras, y hilvanarlas.
— ¿Me dejas pasar?
Para ser justos, no tengo ganas de hablar con nadie, y menos con su mejor amiga... pero cualquier cosa es mejor que dejar que mi mente y mis pensamientos acaben atormentándome.
— Pasa...
— Ya has tomado suficiente... esto es demasiado incluso para ti, Darío...
Intenta quitarme la botella de la mano, en cambio me la paso a la otra y le hago sitio en la cama para que pueda sentarse, ya que me siento sin fuerzas para incorporarme.
— Hoy no hay nada de más... lo único de más fueron las estupideces que no dejé de hacer, una tras otra...
— Darío...todos sabemos que tienes un carácter que acojona, pero por muy duro que seas, también eres bueno...estoy segura de que Victoria te perdonará, sólo necesita un poco de tiempo...no es fácil superar lo que vio.... y no te preocupes por mí... te he perdonado.
Noto su mano en mi hombro, pero no me animo a abrir los ojos, y no porque no quiera, sino porque incluso los párpados me pesan.
— ¿Por qué todo el mundo piensa que «yo» besé a esa mujer cuyo nombre ya se me olvidó? Hasta Victoria decidió abandonarme y romper conmigo por culpa de una ridícula zorra cuya identidad desconozco. No veo la hora de que mañana se me pase la borrachera para llamarla aquí y matarla... pero no sin antes averiguar quién diablos la mandó y cómo tuvo el descaro de meterse en mi casa, fingiendo y mintiéndome a la cara que estaba conmigo mientras yo estaba con Victoria.
Y ahora que estoy juzgando sin miramientos, aunque esté completamente borracho y quizá los pensamientos que tengo ahora no los tenga mañana, cosa que no creo, será mejor que le pida a alguien que me traiga la tarjeta del móvil que acabo de estallar, para poder llamarla e invitarla a venir, sin decirle que me he recuperado, porque si todos continúan en mi contra, empezaré a vérmelas desde este momento con todos los que se han encargado de joderme; empezando por esa zorra, y acabando de una vez por todas, con todos.
— Darío... sabías que Victoria era tu novia, y seguiste comportándote como un auténtico imbécil...
Empiezo a mosquearme de nuevo al oír que fue culpa mía, cuando en realidad yo no controlaba lo que sentía, ni lo recordaba, pero ya no me apetece repetirlo, porque diga lo que diga, yo soy el único culpable ante los ojos de todos.
— ¿Has hablado con ella? — Abro los ojos, pero las luces azules que iluminan el techo me producen una sensación de opresión en las sienes y los cierro de inmediato.
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No puedo dejarla ir +21 #1
RomanceCuanto más lo observo, más siento su aura peligrosa y sombría que me atrae como un imán. Tiene una forma particular de imponerse y de presentarse. Es inquietante y desafiante, aterrador y letal. Parece ser el tipo de hombre que te enamora con una si...