Tú, del otro lado del mar (Aruani)

Capitulo 10: Viejos conocidos

POV de Annie:

Caminar por las calles de Liberio con mi padre era un alivio, de verdad quería alejarme de esa habitación, entre los sueños con Armin y las alucinaciones donde aparecía Marco, no quería saber nada de estar allí todo me daba malos recuerdos, sentía que las paredes se me caerían en cualquier momento. Lo bueno de haber regresado de la misión en Paradis, además de ver otra vez a mi padre y verlo de la mejor forma posible no solamente de ánimo sino que bien vestido y arreglado era el hecho de que podíamos caminar por fuera de la zona de internación con menos dramas que antes, aunque nunca fue como que disfrutara mucho el caminar con él antes de ir a Paradis, el hecho de que mi padre haya cambiado tanto lo hace especial de alguna manera.

Antes los marleyanos siempre encontraban la forma de hacernos sentir incómodos pero ahora al ser la titan hembra, una eldiana honoraria, la gente no era tan proclive a meterse con nosotros como lo hacía antes pero eso no descartaba miradas llenas de odio. Esto se sentía extraño, en la isla Paradis no tenía problema de caminar por ninguna parte sin que nadie me mirara raro ni me tratara como una escoria.

El único miedo era poder ser descubierta pero eso se debía al riesgo que tomamos no a nuestra simple existencia como ocurre aqui en Marley. Era increíble que por más que intentaba olvidarme de esa maldita isla cada cosa que experimentaba hacía que mi mente regresara allí.

Después de dar un paseo con mi padre y lograr despejarme un poco, volvimos a la zona de internación donde se encuentran la mayoría de eldianos. Un grupo de personas vino hacia donde estábamos, mi padre se había ganado un lugar especial entre los eldianos por lo cual era muy reconocido y ahora que yo había regresado la gente lo adoraba aun más, después de todo yo era como una heroína para esta gente aunque no me sentía como una, lo único que me agradaba de esto era que mi padre estaba feliz al respecto.

Una pareja de eldianos se nos acercó.

- Señor Leonhart, señorita Annie. Es un placer verlos juntos por aquí.

Eso dijo un hombre que tenía unas ojeras enormes con claras muestras de cansancio en su rostro se nos acercó con una sonrisa, a su lado había una mujer con rasgos similares.

- Se lo ve tan reluciente y feliz junto a su hija, estamos todos tan alegres de verla por aqui, señorita Annie.

La mujer dijo eso y luego puso sus manos sobre las mías. Para esta gente éramos como héroes, me preguntaba si el imbécil de Reiner se sentía igual de incómodo que yo. Mi padre les respondió.

- Estoy tan feliz, de hecho soy el hombre mas feliz del mundo, tener devuelta a mi pequeña aquí me hace sentir como si estuviera en un sueño del cual no quiero despertar.

- Señorita Annie, usted es tan valiente. No solo estuvo todo ese tiempo en esa isla de demonios, sino que fue tan leal que se cristalizó para que no pudieran capturarla ni sacarle información a esos demonios. Aun así, con todo eso, usted ha podido regresar.

Mi padre sonreía y luego me miró, esperaba que yo respondiera, a decir verdad se suponía que esto tendría que estar clasificado pero mi rescate se había vuelto algo de público conocimiento irremediablemente.

- Lo importante es que regrese y estoy aquí otra vez con mi papá..

Atine a decir, con una voz algo cansada, luego observe a mi padre contento y esboze una pequeña sonrisa.

- Todos nos alegramos mucho por el señor Leonhart, el sufrió mucho cuando no estuviste aqui y más cuando el chico Braun regresó y nos enteramos que habías quedado cristalizada, por eso nos alegra verla llena de energía aquí junto a su padre. Son una gran familia.

Debería tomarlo como un halago pero esa mujer que se veía demacrada me daba mala espina no porque fuera mala o algo asi pero es que toda la gente aquí se veía tan miserable que terminaba siendo espeluznante, parecía que todo lo hablaban era al estar bajo punta de pistola de alguien pero tampoco creo que mientan en lo que dicen, saber que mi padre se preocupo tanto por mi me daba felicidad.