Paris, Francia

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Capítulo 2

Después de darse una ducha rápida, Natasha se dirigió al despacho de Fury, nerviosa por su próxima misión. Durante ese trayecto solo pensó en como sería la misión, y que estaba un poco contenta de dejar finalmente la base de S.H.I.E.L.D, aunque sea por un tiempo nada más.

Natasha entró a la oficina con una pequeña sonrisa y le dedicó un saludo a su director.
—Buenos días, Fury.

—Natasha, buenos días. —la saluda él, y aunque Fury sea un hombre serio la mayor parte del tiempo, lo hace con una sonrisa.

Natasha recuerda el primer día que llegó a S.H.I.E.L.D, había sido gracias a Barton, que convenció a el director para aceptar a la viuda en ese lugar y aunque Fury no estaba convencido, aceptó. Al principio la relación que tenía con él no era muy buena, no confiaba en ella al cien porciento, pero con el paso del tiempo lograron establecer una relación muy linda, llena de respeto y confianza. Fury es como un padre para ella, y él la quiere mucho, ambos lo saben.

—¿Para qué me necesita? —le pregunta ella, Fury le hace una seña para que se siente en la silla que está en frente de su escritorio, y ella lo hace.

—Le voy a asignar una misión, Romanoff. —le dice y luego presiona un boton en su comunicador que posa sobre el escritorio. —Hill, los archivos, por favor.
Y después de unos segundos, Hill entra por la puerta, cargando unas carpetas que las deja sobre el escritorio.
Fury, por su parte, toma un pequeño control remoto y enciende las pantallas de las paredes.
Todas muestran imagenes diferentes, Natasha se concentra en la que le apunta Fury.

—Matt Anderson, ahora conocido como el doctor Jason Levvi. Tiene 64 años. —le informa Fury. Nat mira con atención la imagen del hombre, es alto, canoso, un poco robusto, tiene ojos celestes y una barba blanca muy crecida. —Es doctor y científico nuclear, todo una mente brillante, estudió en las mejores universidades del mundo.

—Todo un cerebrito. —comenta a lo bajo Nat, sin quitar la mirada de la pantalla.

—Durante un tiempo, hace como siete años, trabajó para Daniel Jackson, tiene 47 años, es inventor y traficante de armas muy poderosas, que luego las vende a algún terrorista. —Nat mira ahora a otra imagen, de un hombre flaco pero musculoso, con la mirada firme y seria. Es alto, morocho con ojos claros. —Engañó a Levvi para construir un arma nuclear, muy, pero muy peligrosa. Levvi la construyó, pero se dio cuenta que todo era una trampa y escapó con un elemento del arma esencial para hacerla funcionar. Actualmente se desconoce el paredero de Jackson, pero pudimos secuentrar el arma que había construido con Levvi.

—¿Necesita que lo encuentre? —le pregunta Natasha.

—No, él no me importa tanto como Levvi. El científico estuvo oculto varios años, y hasta se cambió de nombre por miedo a que Jackson lo encuentre. Ahora vive en Francia, en una mansión a las afueras de Paris y ejerce la profesión de doctor. Nos enteramos hace poco que Jackson está construyendo otra arma similar, y necesita la pieza que se llevó Levvi para finalizarla.

—Va a ir tras él. —afirma Nat.

—Sí. Te vas a infiltrar en su mansión, vas a trabajar como su secretaria y vas a averiguar todo de la gente que lo rodea, sabemos que alguien cercano a él esta trabajando con Jackson e intentando quitarle información. Tenemos que encontrar esa pieza antes de que Jackson llegue a él.

—Está bien, señor.

—Ya arreglamos todo, está esperando mañana la llegada de su nueva secretaria. —Fury le tiende una de las carpetas, Natasha la abre y comienza a leer. —Tus nuevos datos están ahí, estudialos de memoria. Me vas a informar todos los días tu investigación, sin falta.

Misión 100 | ClintashaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora