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Sus pasos hacían eco en la sala vacía. Realmente no le extrañaba ese silencio ensordecedor y tampoco la poca luz que entraba por las ventanas cubiertas por cortinas oscuras.

Estaba en casa.

La última semana en el hospital había pasado más rápido de lo esperado así que actualmente se encontraba recostado en su recámara.

Seguía totalmente confundido, y es que el hecho de que la persona que tanto amaba le haya ocasionado tanto dolor le seguía incomodando.

─ Creo... Que jamás terminas de conocer totalmente a una persona. ─ murmuro con su vista pegada en el techo.

Realmente en su estadía en el hospital no tuvo siquiera tiempo para deprimirse por lo que había pasado ya que estaba rodeado de personas las cuales mantenían su atención en él. Pero, ahora mismo estaba solo, completamente solo.
Y realmente odiaba estar solo.
Lo odiaba por el hecho de que cada vez que estaba así sus pensamientos podían más que él, lo controlaban totalmente.

Mientras divagaba en sus pensamientos la puerta fue tocada llamando así su atención. Estaba totalmente agradecido con quien fuera que estuviera tras la puerta.

Lentamente abrió, encontrándose frente a él a Chuuya.

─ Oye, idiota, traje comida ─ dijo levantando las bolsas que cargaba.

Una pequeña risa no tardó en salir de los labios del castaño, realmente lo apreciaba demasiado.

─ Gracias

─ ¿Eh? , estás loco, quitate del camino. Tengo frío ─ dijo pasando al departamento.

Osamu no dijo nada, simplemente sonrió y cerró la puerta para ir tras su amigo, pues sabia que a pesar de comportarse tan brusco, se preocupaba por él.

─ Oh, te he traído algo, me ha recordado a ti cuando lo vi ─ dijo algo avergonzado, quería hacer sentir bien a su amigo pero ser cursi no iba para con él.

─ Vaya, ¿qué es?, ¿mierda? ─ preguntó con burla ya que no creía que fuera algo muy lindo.

─ Tsk, cállate ─ soltó un pequeño gruñido para seguidamente aventarle el objeto al castaño en la cara.

Osamu rio bajito y tomó el peluche que anteriormente había sido lanzado. Al ponerlo frente a él pudo observar mejor de que se trataba. Era un pequeño cangrejo con sus pinzas en forma de corazón, su estómago era color rosa mientras que todo lo demás era rojo.

─ ¡Que lindo es!, muchas gracias chuu ─ dijo mientras se abalanzaba a él.

─ Ugh, que pesado eres ─ soltó con un falso tono irritado, le callaba ver a su amigo feliz.

En el último piso de un enorme edificio se encontraba Ranpo firmando y analizando documentos

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En el último piso de un enorme edificio se encontraba Ranpo firmando y analizando documentos. Realmente se miraba muy tranquilo por fuera, pero por dentro estaba hecho un lío, en su mente solamente estaba el joven castaño que después de que le dieran el alta ya no lo había vuelto a ver. Habían pasado exactamente 2 semanas por lo que estaba desesperado por saber cómo estaba. Estaba tan concentrado en sus pensamientos que el sonido de su celular recibiendo una llamada le dio el susto de su vida. Después de componerse rápidamente contestó.

─ ¿Si? ─ soltó, esperando una respuesta del otro lado.

─ Joven Ranpo, soy Sakunosuke Oda, quería comentarle sobre el trabajo que llevarían acabo mi hijo y usted. ─ contestó amablemente .

─ Oh, cierto. ¿Qué pasa con eso? ─ soltó para dejar los documentos de lado y prestar toda su atención a la llamada telefónica.

─ He decidido que empiecen con ello a partir de mañana. Se que es muy repentino pero creo que sería lo mejor.

─ Oh, si esta bien, no se preocupe. Hablaré con su hijo y me pondré de acuerdo con él.

─ Gracias por su comprensión. Nos vemos luego ─ dijo para finalizar la llamada.

Parece que tengo suerte. Pensó, mientras una enorme sonrisa aparecía iluminando su rostro.

...

─ Entonces, ¿qué pasó? ─ dijo curioso mientras se acomodaba para escuchar más cómodamente lo que su amigo le platicaba.

─ Pues, el idiota intento jalarme y se resbaló ─ soltó tomando un sorbo de vino.

─ Vaya, al menos se llevó su merecido

Ambos se quedaron unos segundos en silencio para después comenzar a reír, realmente se sentían seguros el uno con el otro. Eran almas gemelas, sin duda lo eran. De pronto, el sonido del celular de Osamu llamo su atención por lo que rápidamente contesto.

─ ¿Si?

─ Osamu, soy yo, Ranpo. Tu padre ha llamado hoy por la tarde para hacerme saber que quiere que comencemos a trabajar en lo que se nos encargó.

─ Oh, está bien, nos ponemos de acuerdo mañana. ¿Le parece bien?

─ Si, me parece perfecto.

─ Esta bien, adiós.

─ Adiós, ten una linda noche. ─ dijo para finalizar la llamada.

Osamu sin percatarse sonrió feliz, ese chico realmente le agradaba.

─ ¿Por qué sonríes como idiota? ─ pregunto su amigo viendole con sospecha.

─ ¿Uh?

─ No, no, no. Nada de "uh". Dime porque ahora mismo estas sonriendo como si estuvieras enamorado- ─ se interrumpió el mismo analizando sus propias palabras. "Enamorado" ─ Oh, explicame ahora mismo. Osamu. ─ ordenó

─ Creo que, es porque me siento agradecido con él ─ soltó con timidez

El pelirrojo simplemente lo observo.

Espero que esta vez escojas correctamente a tu pareja. ‘Samu.

𝘾𝙖𝙨𝙪𝙖𝙡𝙞𝙙𝙖𝙙  ⦅𝑺𝒐𝒖𝒉𝒆𝒌𝒊⦆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora