Parte 21

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Era una mañana fresca y nublada.

Susan bajaba las escaleras con pasos silenciosos pero rápidos, como un gato que busca su comida matutina.

El aroma del café caliente y el zumbido de los grillos eran la bienvenida a su amanecer.

Tord y Tom se encontraban en la cocina, con rostros pacíficos y contenidos como una canción en el corazón.

"¡Buenos días, Susan!", dijo Tord, con una sonrisa de sol que saluda al nuevo día. El desayuno estaba listo, y Tord se dispuso a servirla como un camarero que sirve la paz del alma.

"Buenos días Papá", dijo para acto seguido sentarse y empezar a partir su comida, como una sucesión de movimientos simétricos.

"¿Papá? ¿Me puedes llevar a la escuela hoy?", preguntó Susan con expectación, sus palabras flotaban en el aire como la luz de una vela en una noche estrellada.

Tom, con un rostro sin exprecion, asintió a su hija, dándole un gesto silencioso y amable.

Los tres disfrutaron de un momento tranquilo de compañía. El café murmuraba en sus tazas como una plática que no se alcanza a escuchar. Al terminar, Tom tomó un sorbo de su café, iluminando su rostro como el cielo en una mañana clara.

"Come rápido, es tarde," dijo Tom, sus palabras eran como la orden de partida de un capitán.

Susan asintió presionada para el momento que termino de comer se levantó de su asiento apresurada, "Te veo en el auto", dijo con una voz apurada, despedíendose de su padre.

Tom observaba desde la ventana de la cocina como Susan subía apurada al auto.

"¿Llegaras tarde hoy?", pregunto Tord, su voz era como una brisa blanda.

Tom se volvió hacia su esposo, admirando su forma en la que arreglaba su uniforme.

"Trataré de llegar antes de la cena", dijo Tom, mientras sus labios se curvaban en una sonrisa a medio camino entre el compromiso y la tierna lógica.

"Llegaras tarde si no caminas" dijo Tord, con su voz teñida de una amorosa irritación.

Ambos caminaron hacia la puerta principal con el ánimo acomodado, casi en un acto reflejo. Tom y Tord pararon en el umbral de la puerta, su luz estuvo envuelta en los pequeños rayos de sol del nuevo día nublado.

Tom y Tord se abrazaron lentamente, como si no tuvieran prisa y tuvieran todo el tiempo del mundo. Sus cuerpos se fusionaron como soles en una poesía de amor.

"Te quiero", susurró Tom, formando una despedida dulce con sus labios. Tord sonrió, reflejando en sus ojos la luz del alba.

Al separarse sus manos se deslizaron una alrededor de la otra con ternura.

"Cuídate," dijo Tord, soltando sus palabras con una suavidad qué relajaba a Tom, quien sonrió y asintió. Tom se volvió hacia el auto, con las gotas de lluvia rozando su rostro como besos calientes. Al instalarse detrás del volante, Tom dirigio sus ojos hacia la impaciente Susan qué lo miraba desesperada.

"Siempre llegamos tarde porque tú te tardas mucho despidiéndote de papá", protestó Susan, su tono era una mezcla de molestia y cariño.

"Si no querías llegar tarde a la escuela, debiste haberte levantado temprano", respondió Tom con una leve sonrisa en su rostro.

Susan soltó un suspiro, haciendo que sus ojos salieron disparados hacia el teléfono tratando de entretenerse con algo.

Tom se aclaró la garganta y le preguntó a Susan:

Solo tú. (Tomtord) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora