El Príncipe NuNew Chawarin estaba a meses de tomar el trono y convertirse en el rey legítimo de Ulsang. Pero primero necesitaba celebrar su anhelada mayoría de edad para que la coronación pudiese llevarse a cabo.
Para su mala suerte, justo a mitad...
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NuNew ahogó un gemido y cerró los ojos, dejando que el alfa sobre él devorara sus labios a su antojo.
Sentía todo el cuerpo extremadamente sensible, como un nervio crudo, y no podía detener los escalofríos que le recorrían de la cabeza a los pies cada que las manos del Capitán Zee Pruk rozaban su piel con delicadeza, provocando que su sangre se calentara allá donde tocase.
No importaba cuantas veces fuese besado así por este alfa, su cuerpo siempre reaccionaría como la primera vez.
Aunque, de hecho, ese escenario se había vuelto demasiado recurrente en esos últimos días. No sabía por qué pero ahora, cada que se quedaba a solas con el Capitán, no hacían falta muchas excusas para que terminaran con las manos sobre el cuerpo del otro, besándose hasta que NuNew comenzaba a gemir temblorosamente contra la boca de su alfa, casi pidiendo por más.
¿Más exactamente de qué? No lo sabía, pero lo quería, quería todo lo que su alfa quisiese darle.
—Mhgg, alfa —suspiró, sintiendo los labios del Capitán comenzar a bajar por su mandíbula, dejando húmedos besos por toda la piel sensible de su cuello.
Zee Pruk no le respondió, pero se encargó de succionar suavemente la carne sensible cerca de su glándula de olor, provocando un espasmo de placer en todo el cuerpo de NuNew, quien no pudo evitar arquear la espalda y gemir ruidosamente.
Se aferró al bicep del Capitán con fuerza, mientras sus piernas se envolvían alrededor de las caderas ajenas para acercarlo más, deseando sentir el macizo cuerpo de su alfa pegado al suyo y llenarse de su calor y sus feromonas.
Los besos y las caricias sobre su cuerpo se fueron haciendo cada vez más intensos, tanto que sus pantalones habían comenzado a apretarle de la parte delantera, delatando lo entusiasmado que se sentía con todas esas atenciones.
Sin embargo, cuando la ropa comenzó a estorbarle e intentó deshacer el botón de la camisa del Capitán, una mano gentil atrapó la suya, deteniendo su gesto.
—Principito…
NuNew parpadeó desorientado, con las mejillas rojas como un par de manzanas maduras y los ojos vidriosos por el placer, mientras miraba confundido a su alfa.
—Espera, espera un momento —murmuró Zee Pruk, con la voz ronca y los ojos brillando en rojo, mientras trataba de escapar del agarre firme en el que había sido apresado por las piernas del omega.
NuNew frunció el ceño y trató de volver a unir sus labios, pero Zee Pruk le tomó por las mejillas con delicadeza, frenando sus intentos con mucha gentileza.
—Nosotros no podemos… No puedo, no aún, ¿entiendes? —explicó el Capitán, su tono siendo dulce y suave, tratando de no lastimar los sentimientos de NuNew con su rechazo.
Pero aún así NuNew formuló un puchero, porque era exactamente así como se estaba sintiendo: rechazado.
—¿Por qué no? —susurró, encogiéndose sobre sí mismo por la vergüenza.
