Interludio: Insomnio

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Título Alternativo: La noche en vela de un Capitán enamorado

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Título Alternativo: La noche en vela de un Capitán enamorado.





















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Toda la habitación estaba en penumbras, la oscuridad rodeando por completo cada rincón del camarote hasta hacer casi imposible la tarea de ver su propia nariz, pero aún así allí estaba, sentado en medio de las sombras.

Solo. Con el corazón pesando en su pecho.

Zee Pruk no podía dormir.

Claro que no podía, ¿cómo iba a lograr dormir tranquilo si cada que cerraba los ojos veía en cámara lenta la imagen del príncipe NuNew lanzando la corona de flores al suelo? El recuerdo le estaba asfixiando, llenándolo de un temor que nunca imaginó sentir en su vida.

Zee Pruk, por primera vez, fue completamente consciente de lo que ese príncipe significaba en su vida. Lo comprendió a la mala, porque estuvo a punto de perderlo, pero, ¿en serio ya no existía la posibilidad de perderlo?

Cerró los ojos con fuerza cuando esa pregunta asaltó su mente.

No quería ni intentar adivinar la respuesta. El temor se apretaba y tensaba alrededor de su corazón con tan solo pensarlo.

Oh, si tan solo no hubiese respondido de aquella manera a Max... ¡No! Si tan solo el estúpido de Max no hubiese empezado a sacar conclusiones igual de estupidas que él, entonces nada de eso hubiese pasado.

Que jodido gran amigo tenía, ¿eh?

De tan solo recordarlo se le calentaba la sangre y le invadían unas violentas ganas de golpearlo, a ver si con eso se le quitaba lo bocón y entrometido, o por lo menos que así aprendiese a no opinar de sus malditos asuntos.

Maldición, todavía se le revolvía el estómago al recordar las palabras de Max...





...

—Entonces, ¿ya han subido todos los barriles al barco? —preguntó Zee Pruk, mientras tomaba asiento detrás de su escritorio para hablar con Max.

Pero Max no se acercó a donde estaba ni tomó asiento, simplemente le miró con seriedad. Era exactamente la misma expresión que había tenido desde que lo interceptó en la cubierta cuando recién regresaba de su cita con el príncipe, lo cual ya era raro por sí mismo, pues Max nunca había sido un tipo extremadamente serio, ni siquiera en los momentos en los que era necesario.

Eso él lo sabía muy bien, lo conocía desde que tenía quince años.

Por eso mismo, sabía que esa extraña actitud se debía a algo que estaba ocupando la mente de su timonel, así que le miró interrogante.

—Bien, ¿qué diablos te sucede, Max?

El otro alfa resopló, cruzando los brazos sobre su pecho y mirándole con ojos entornados.

through the sea | zeenunewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora