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El agua caliente de la ducha me envolvía, como si intentara despojarme no solo de la suciedad física, sino también de la mancha indeleble que marcaba mi alma. Cerré los ojos, dejando que el vapor me abrazara mientras luchaba contra los fantasmas del pasado que amenazaban con consumirme. Cada gota que caía sobre mi piel era un intento desesperado de purificación, un intento de borrar los recuerdos que se aferraban a mí como cadenas invisibles.
Cuando finalmente salí del baño, el vapor seguía danzando en el aire, envolviéndome en una bruma etérea que parecía reflejar mi propio estado de ánimo turbio y confuso. Mis pasos eran pesados mientras avanzaba hacia la habitación, donde la oscuridad se había apoderado del espacio, como si el universo mismo estuviera sumido en un silencio ominoso.
Alcancé el interruptor y, con un chasquido, rompí la penumbra que envolvía la habitación. Y ahí estaba, sobre la cama, el vestido negro reposando en toda su elegancia ominosa. La tela sedosa brillaba a la luz tenue de la habitación, sus pliegues cuidadosamente diseñados para realzar la figura femenina con una sensualidad oscura y misteriosa.
Un pequeño papel yacía junto al vestido, sus palabras escritas con una caligrafía que destilaba arrogancia y poder.
Ordenaba, como si fuera tan solo un peón en el siniestro juego de ajedrez que Facundo había urdido para su propio entretenimiento.
Al deslizarme el vestido sobre mi cuerpo, sentí cómo se adaptaba a cada curva con una suavidad casi seductora, como si intentara consolarme en medio de la tormenta que se avecinaba. Su tela suave rozaba mi piel, creando una sensación de protección efímera ante los peligros que acechaban en la oscuridad.
Mis pensamientos eran un torbellino de emociones encontradas mientras me enfrentaba al espejo, viendo la imagen reflejada de una mujer atrapada entre el deseo y el repudio.
El deseo, un fuego que seguía ardiendo en lo más profundo de mí ser a pesar de mis esfuerzos por sofocarlo; y el repudio que sentía hacia Facundo, cuya presencia seguía siendo una sombra ominosa que se cernía sobre mí.
Cuando salí de la habitación, me encontré frente a los hermanos Duarte, Facundo y Lorenzo, luciendo trajes de gala que parecían haber sido confeccionados con la misma oscuridad que envolvía su aura. Sus figuras imponentes y su presencia dominante llenaban el espacio, haciendo que cada centímetro de mi piel se erizara con una sensación de inquietud.
Sus miradas penetrantes parecían desnudar mi alma, dejando al descubierto mis temores y mis anhelos más profundos.
Intenté avanzar, pero Facundo puso una mano bloqueando mi paso, su gesto firme y autoritario impidiéndome seguir adelante.
—Cálmate un poco— cuestionó con una calma helada que me hizo estremecer.
Los hermanos intercambiaron una mirada cargada de significado, como si estuvieran comunicándose en un lenguaje silencioso que yo no podía comprender. La mano de Facundo se deslizó hacia el bolsillo de su chaqueta y extrajo algo que me dejó perpleja: unas pequeñas bolas transparentes unidas entre sí. Mis cejas se fruncieron en confusión mientras observaba el extraño objeto en las manos de Facundo. No entendía qué eran esas bolas ni cuál era su propósito.
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LOS DUARTE :EL ORIGEN [Completa]
Teen FictionLaura nunca imaginó que un giro del destino la arrastraría al oscuro mundo de los Duarte, donde deseo y peligro se entrelazan. En un juego sin reglas, ella deberá enfrentarse a secretos profundos y pasiones prohibidas... ¿Será capaz de encontrar la...