Capítulo 23

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La lluvia, que antes había azotado con furia los cristales, ahora había cedido, dejando un eco de calma en el aire. Sin embargo, mis pensamientos aún se agitaban como las hojas en el viento. Incapaz de encontrar descanso en mi cama, me levanté con sigilo y dejé que mis pies me guiaran por los pasillos silenciosos hacia la puerta principal. El suelo de mármol frío parecía absorber mis pasos mientras me dirigía hacia la entrada, anhelando un respiro de la opresión que pesaba en mi pecho.

Me encontré a solas en un rincón, buscando desesperadamente encontrar calma en medio de la tormenta que rugía dentro de mí. Fue entonces cuando emergió de las sombras, como un espectro del pasado, Eva. Se deslizó silenciosamente a mi lado, su presencia apenas perceptible en la penumbra.

— Por la cara que tienes, significa que te fue horrible.

— Creo que fue divertido —respondí.

— Se nota —respondió sarcásticamente — Yo sé de algo que te va a cambiar el ánimo.

— ¿Qué tienes en mente? —pregunté.

Eva tomó mi mano y me llevó hacia el garaje. Sus pasos eran decididos, como si supiera exactamente lo que estaba buscando. Al llegar, se agachó y sacó una mochila detrás de dos cajones pesados. La mochila estaba vieja y desgastada, pero parecía guardar secretos importantes.

—Vamos, tenemos que irnos —dijo con urgencia en sus ojos.

Eva se subió al auto con la agilidad de alguien acostumbrada a escapar frecuentemente. Era como si cada movimiento estuviera ensayado. Sus manos temblaban ligeramente, pero sus ojos brillaban con determinación.

—Vamos a tener muchos problemas —murmuré, sintiendo un nudo en el estómago.

—¿Qué esperas? Sube —respondió con una sonrisa traviesa, mientras tomaba las llaves con una confianza que solo alguien acostumbrado a huir podía tener.

Con un giro de la llave, el motor cobró vida, rugiendo en la quietud de la noche. Sabía que tendríamos problemas, pero esta era mi noche y un simple regaño de los Duarte no afectaría mi velada.

Nos deslizamos por callejones oscuros y desconocidos, cada giro era una invitación a lo desconocido. La ventana del auto dejaba entrar el aire fresco de la noche, agitando mi cabello mientras Eva prendía la radio. Las canciones no eran del todo buenas, pero a quién le importaba; se sentía de alguna forma bien, como si el momento fuera perfecto a su manera.

—Ponte los zapatos que hay dentro de la mochila —dijo Eva, sin apartar la vista de la carretera.

Busqué en el fondo del bolso y encontré ropa y varios zapatos con plataforma. Me cambié rápidamente, sintiendo una extraña mezcla de emoción y nerviosismo.

Fue entonces cuando nos detuvimos ante un lugar inesperado: un club llamado "Moon". La fachada era discreta, casi como si quisiera pasar desapercibida, pero las luces de neón revelaban una promesa de aventuras nocturnas.

Eva descendió del automóvil, una sonrisa juguetona curvando sus labios. Su mirada me invitaba a seguirla, a descubrir lo que ese lugar tenía para ofrecer. Me bajé del coche, ajustando los zapatos de plataforma que me hacían sentir extrañamente poderosa.

—pensaras que solo existen hoteles del bajo mundo, también existe el mundo paralelo— dijo— su voz cargada de complicidad y promesa.

Dentro, el ambiente era electrizante. El aroma a perfume y sudor se mezclaba en el aire, creando una atmósfera cargada de energía y promesas no dichas. Las luces tenues y parpadeantes proyectaban sombras danzantes sobre las paredes, mientras la música pulsante resonaba a través del suelo, reverberando en mi pecho con cada latido. Eva me llevó hacia la barra, donde el barman, un hombre de sonrisa enigmática y ojos penetrantes, nos recibió con una inclinación de cabeza.

LOS DUARTE :EL ORIGEN #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora