🌷
El dolor realmente era una constante en mi vida, una necesidad que parecía seguirme a donde quiera que fuera. Mi existencia comenzó como un desastre, plagada de pesadillas interminables que amenazaban con consumirme por completo. Sin embargo, dicen que siempre encuentras la manera de volver a empezar, de encontrar una luz en la oscuridad que te rodea.
Días después...
Mientras contemplaba la medalla de Hermes en mis manos, sentí su frescura metálica contra mi piel. La luz del sol filtraba a través de las hojas de los limoneros, creando un juego de sombras y destellos dorados que bailaban sobre la superficie pulida de la medalla. Con cuidado, la dejé reposar junto al árbol, donde los limones maduros colgaban como testigos silenciosos de nuestras vidas.
No pude evitar colocar un tulipán a su lado. Era como un pequeño homenaje a la belleza efímera de la vida, un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, la esperanza y la fragilidad se entrelazaban de manera inseparable. Para mí, ese tulipán representaba mi conexión con mi familia, una forma de mantenerlos cerca incluso en su ausencia física.
Justo en ese momento, la voz de Facundo rompió el silencio, sacándome de mis pensamientos.
—¿Nos vamos? —murmuro
—Si—respondí
Después de dos largos meses de agonía y desesperación, el despertar de mi padre representaba un rayo de esperanza en medio de la oscuridad. Su rostro, marcado por el sufrimiento, ahora mostraba signos de renovada fuerza y determinación. Pero junto con la alegría de su despertar, también ardía la ira dentro de mí. David, con su traición y sus acciones imprudentes, había sido el responsable de que mi padre estuviera postrado en esa cama de hospital. Sentí un nudo en la garganta mientras recordaba las noches interminables de preocupación y las lágrimas derramadas en silencio. No podía perdonar fácilmente lo que había hecho, y la ira se convirtió en una llama que amenazaba con consumirme por completo.
—Hola, papá— susurré con voz temblorosa mientras me acercaba a su cama. Lo abracé con fuerza, sintiendo el latido de su corazón bajo mis manos temblorosas. La puerta de la habitación se abrió, revelando la figura de una doctora que entraba con paso tranquilo.
—Lo siento, no quería molestarlos— dijo la doctora con amabilidad, su voz suave y reconfortante en medio del caos que nos rodeaba. —Solo vine a ver cómo está el señor Martin.
—Por favor, no me llame señor, me hace sentir un poco mayor—respondió mi padre con una sonrisa traviesa, su sentido del humor intacto a pesar de todo lo que había pasado. ¿Estaba coqueteando con ella? Eso era lo que realmente parecía.
—Bueno, papá, tengo que hacer algo, te dejo con...— comencé a decir, pero fui interrumpida por la doctora.
—Margaret— respondió con una sonrisa gentil. Me llamo Margaret.
Después de un abrazo reconfortante a mi padre, salí del cuarto para encontrarme con Facundo, quien parecía ansioso por algo. Sus ojos brillaban con una mezcla de emoción y nerviosismo mientras me tomaba de la mano con delicadeza. Sentí su piel cálida contra la mía, transmitiendo una seguridad y un amor profundo que me llenaron de consuelo. Caminamos por los largos pasillos del hospital, nuestras pisadas resonando en el eco de los muros blancos y estériles. Cada paso nos acercaba más al momento que cambiaría nuestras vidas para siempre.
El ambiente del hospital era una mezcla de aromas a desinfectante y a la inconfundible esencia de la vida misma, un lugar donde los nacimientos y las despedidas coexistían en una danza interminable. Finalmente, llegamos a una habitación iluminada por una luz suave y cálida, que contrastaba con la fría blancura del resto del edificio.
ESTÁS LEYENDO
LOS DUARTE :EL ORIGEN [Completa]
Teen FictionLaura nunca imaginó que un giro del destino la arrastraría al oscuro mundo de los Duarte, donde deseo y peligro se entrelazan. En un juego sin reglas, ella deberá enfrentarse a secretos profundos y pasiones prohibidas... ¿Será capaz de encontrar la...