Capítulo 6: Encuentro en la Penumbra

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Hayden despertó en la Sala de los Menesteres sintiéndose algo cansado, pero con la mente más despejada. Se estiró y decidió que era hora de regresar a su habitación. Caminó en silencio por los pasillos desiertos, disfrutando de la calma que precedía el bullicio matutino de Hogwarts. Al llegar a la sala común de Hufflepuff, se cambió rápidamente de ropa y se preparó para ir al Gran Comedor.

Mientras caminaba por los pasillos, sus pensamientos volvieron a Draco Malfoy. Cuando llegó al Gran Comedor, recorrió la estancia con la mirada y notó que Draco no estaba allí. "Quizás todavía está dormido," pensó, aunque sabía que Draco solía ser de los primeros en llegar al desayuno. A medida que pasaban los minutos y no aparecía, Hayden empezó a preocuparse.

Tomó algunas galletas y las guardó en su túnica antes de salir del comedor. Decidió buscar a Draco por los lugares que solía frecuentar. Recorrió la biblioteca, el invernadero y la torre de astronomía, pero no encontró rastro de él. Finalmente, se dirigió al baño de prefectos del quinto piso, una última opción.

Al entrar, lo encontró en una esquina, sentado en el suelo y abrazando sus piernas. Draco parecía cansado y como si no hubiera dormido lo suficiente. Hayden se le acercó con cautela, tratando de no asustarlo. Draco levantó la mirada y se puso inmediatamente a la defensiva.

—¿Qué haces aquí, sangre sucia? —espetó Draco, su voz cargada de amargura.

Hayden tragó saliva, tratando de mantener la calma. Sabía que Draco podía ser cruel, pero decidió intentarlo de todas formas.

—Solo quería ver cómo estabas —dijo suavemente. Sacó las galletas de su túnica y se las ofreció—. No te vi en el comedor y pensé que podrías necesitar algo de comer.

Draco miró las galletas con desdén y las apartó con un manotazo, derribándolas al suelo.

—No necesito tu lástima ni tu comida de segunda clase —respondió Draco con frialdad.

Hayden se sentó en el suelo, a una distancia prudente. No quería presionar a Draco, pero tampoco quería dejarlo solo en ese estado.

—No es lástima, Draco. Todos tenemos momentos difíciles. Si necesitas hablar, estoy aquí.

Draco soltó una risa amarga.

—¿Hablar? ¿Contigo? No me hagas reír. Eres solo un Hufflepuff insignificante que no tiene idea de lo que es la verdadera presión.

A pesar de las palabras hirientes, Hayden mantuvo la calma.

—Sé que no confías en mí, y tienes tus razones. Pero no todos somos tus enemigos.

Draco lo miró con desprecio.

—No necesito amigos, y mucho menos uno como tú. Vete y deja de fingir que te importa.

Hayden sintió una punzada de compasión, pero también de frustración. Draco estaba decidido a rechazar cualquier gesto de amabilidad.

—A veces, las personas que menos esperamos pueden ser quienes más nos ayuden —dijo Hayden, con sinceridad.

Draco no respondió de inmediato. Parecía estar evaluando sus palabras con una mezcla de furia y agotamiento.

—¿Sabes qué? —dijo finalmente, con una sonrisa cruel—. Si realmente quieres ayudarme, desaparece. No necesito a alguien como tú cerca.

Hayden suspiró, sintiendo que su intento de tender un puente había fracasado.

—Está bien, Draco. Me iré. Pero si alguna vez cambias de opinión, sabes dónde encontrarme.

Draco desvió la mirada, claramente molesto por la persistencia de Hayden. Mientras se alejaba, Hayden recogió las galletas del suelo y las guardó nuevamente en su túnica. Salió del baño, dejándolo solo con sus pensamientos.

𝑬𝒍 𝒆𝒏𝒄𝒂𝒏𝒕𝒐 𝒅𝒆𝒍 𝒐𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒐 || 𝑫𝒓𝒂𝒄𝒐×𝑯𝒂𝒚𝒅𝒆𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora