Draco Malfoy
Me deslicé por la puerta del dormitorio de Slytherin con el corazón latiendo más rápido de lo que me gustaría admitir. El eco de mis propios pasos en el suelo de piedra me parecía más fuerte de lo normal, como si el castillo quisiera burlarse de lo que acababa de suceder.
No sabía exactamente qué esperaba sentir al besar a Hayden Bennett, ese sangre sucia de Hufflepuff. Tal vez había querido borrar de alguna manera la idea de que ese imbécil había tenido una cita con Harry Potter, de todos los malditos chicos en Hogwarts. Pero lo que fuera que esperaba, no era esto.
Todo en mi interior estaba revuelto, como si el beso hubiera destapado algo que ni siquiera sabía que existía dentro de mí. Mi mente volvía una y otra vez al momento en que nuestras bocas se encontraron. Al principio, fue con la intención de marcar mi territorio, de demostrar que Potter no tenía ni idea de con quién se estaba metiendo. Pero la sensación de los labios de Hayden contra los míos... fue todo menos lo que había anticipado.
Entré en el dormitorio, y el silencio casi sepulcral me recibió. Crabbe y Goyle no estaban, seguramente comiendo como los idiotas que son. Me dejé caer en mi cama, el peso de mis pensamientos haciendo que me sintiera más cansado de lo normal. Cerré los ojos, pero la imagen de Hayden, con esos malditos ojos que parecían leer cada uno de mis pensamientos, no desaparecía.
"¿Qué demonios me está pasando?", pensé mientras apretaba los puños con fuerza. Hayden Bennett. Un Hufflepuff. Un sangre sucia. Alguien a quien debería despreciar, no desear.
Sin embargo, el recuerdo de su sonrisa, esa mezcla de inseguridad y valentía que siempre lo acompañaba, se hizo más vívido. Me molestaba que alguien como él pudiera tener tanto impacto en mí. No podía permitir que eso sucediera. Era el mismo chico que había interrumpido mis planes, que se había atrevido a existir en el mismo espacio que yo, y aun así, había algo en él que me atraía de manera innegable.
Intenté convencerme de que todo era un simple error, una mala decisión fruto de los celos. "Solo fue un beso", me repetí una y otra vez, como un mantra que podría ayudarme a ignorar la extraña necesidad de verlo de nuevo, de probar una vez más lo que había experimentado con él.
Pero la verdad era imposible de negar: odiaba a Hayden, sí, pero lo deseaba también. Y eso me volvía loco. Cuando nuestras miradas se cruzaban en los pasillos, podía sentir una tensión palpable en el aire, como si el tiempo se detuviera y solo existiéramos nosotros dos. A veces me sorprendía al pensar en cómo me sentía en su compañía, cuando debería haber estado preocupado por las apariencias y el legado de mi familia.
—¡Maldita sea! —murmuré en la oscuridad del dormitorio, incapaz de encontrar paz en medio de la tormenta de emociones que me inundaba.
Me levanté de la cama y comencé a pasear por el cuarto, mis pensamientos dándose vueltas como un torbellino. La idea de que había dejado que un Hufflepuff me afectara de esta manera era insoportable. ¿Acaso había perdido completamente el juicio?
Miré por la ventana, observando cómo la luna iluminaba el paisaje del colegio. La soledad del lugar se reflejaba en mi propia lucha interna. Nunca había sido un chico sensible, ni alguien que se dejara llevar por las emociones. Siempre había sido el Slytherin que todos temían, el que tenía el control. Pero ahora, cada vez que pensaba en Hayden, me sentía como si estuviera al borde de un abismo, incapaz de decidir si debía saltar o retroceder. Mientras me perdía en mis pensamientos, la puerta se abrió de golpe, interrumpiendo mi tormenta interna. Era Pansy, con su habitual energía y curiosidad desbordante.
—¿Dónde has estado? Te vi con Bennett. No pensé que tuvieras interés en un sangre sucia —dijo, con una mezcla de sorpresa y burla en su voz.
Sentí que la ira brotaba en mí, pero era una ira dirigida a mí mismo. No quería que Pansy o cualquiera en Slytherin supiera lo que había pasado. No quería que el mundo supiera que había dejado que un beso con un Hufflepuff me afectara tanto.
—No es lo que piensas, Pansy. Fue solo un error —respondí, intentando sonar más seguro de lo que me sentía.
Ella arqueó una ceja, su mirada incisiva analizando cada una de mis palabras. —¿Un error? ¿De verdad crees eso? Vi cómo te miraba. Hay algo más, Draco.
Mi temperamento se encendió, y me giré hacia ella. —¿Y qué si hay algo más? ¿Qué importa? No es tu problema.
Pansy dio un paso atrás, sorprendida por mi respuesta. Sabía que a veces podía ser un poco brusco, pero esta vez era diferente. Estaba al borde de perder el control, y no solo sobre mis emociones, sino sobre la imagen que había mantenido con tanto cuidado durante años.
—Solo ten cuidado, Draco. No te conviene involucrarte con alguien como él. No sabes lo que podría pasar.
No respondí, solo la miré mientras se marchaba, dejando la habitación en un silencio sepulcral. Su advertencia resonó en mi cabeza, pero la verdad era que ya había cruzado una línea que no podía deshacer. ¿Acaso estaba dispuesto a ignorar lo que sentía solo por el miedo a lo que los demás pensarían?
Me dejé caer nuevamente sobre la cama, y esta vez no pude evitar pensar en el momento en que nuestros labios se encontraron. Sentí una mezcla de frustración y deseo, como si mi mundo estuviera cambiando y yo no tuviera ni idea de cómo adaptarme a ello. Tal vez debería enfrentar mis sentimientos, aceptar que había algo más que odio entre nosotros. Quizás, solo quizás, podría encontrar una manera de entender lo que significaba sentir algo por Hayden Bennett. Pero el camino hacia esa verdad era espinoso, y me asustaba la posibilidad de perderme en él.
Y así, con esos pensamientos revoloteando en mi mente, caí en un sueño inquieto, preguntándome si algún día podría encontrar la claridad en medio de esta confusión.
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𝑬𝒍 𝒆𝒏𝒄𝒂𝒏𝒕𝒐 𝒅𝒆𝒍 𝒐𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒐 || 𝑫𝒓𝒂𝒄𝒐×𝑯𝒂𝒚𝒅𝒆𝒏
FanfictionEn los pasillos de Hogwarts, las diferencias entre las casas Slytherin y Hufflepuff nunca han sido más evidentes. Draco Malfoy, orgulloso y astuto, siempre ha mirado con desdén a los estudiantes de Hufflepuff, considerándolos demasiado simples y bon...