Capítulo 3: ¡Eres desagradable!

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Malfoy, Malfoy, Malfoy...

El estúpido nombre era lo primero que venía a su mente cuando despertaba. El simple hecho de recordar que tenía que trabajar con él le hacía hervir de enojo. ¿Cómo esperaba el profesor Snape que se llevasen bien? Draco Lucius Malfoy siempre había sido un chico estúpido que molestaba a todo el mundo. ¡Claro, el típico niño rico que se sentía superior a todos y creía que estaba cool molestar a todo el mundo!

Le dolía la cabeza de manera insoportable, y si no estuviera prohibido (además de que se controlaba mucho), lo más probable es que ahora mismo estaría muerto. Conocía diferentes lugares donde podría esconder el cuerpo, evidentemente no lo haría, pero no dudaba en romperle la maldita nariz o aventarlo por la torre de astronomía. Apenas había trabajado un día con él y ya no lo toleraba. No era su culpa que Malfoy fuese tan insoportable.

―¡Miren a quién tenemos aquí! Bennett ―ese estúpido tono de voz que usaba, ese maldito tono.

―No estoy de humor para tus estupideces, así que no me molestes y mejor lárgate de aquí, Malfoy ―respondió lo más educadamente posible que pudo.

―¿Acaso estás molesto? No pensé que estuvieras tan dolido por mis palabras ―siempre que hablaba con él o con cualquier persona, Malfoy tenía que usar ese estúpido tono de burla. ―¿Acaso no te gusta tener mi atención?

―¡Nadie quiere tu estúpida atención! Ya déjame en paz ―se sentía sobrecargado emocionalmente y lo último que necesitaba era a Malfoy jodiendo. ―¿Puedes dejar de ser tan malditamente fastidioso? Lo único que pido es que me dejes al menos dos horas tranquilo, y tienes a tantas personas a las cuales molestar, déjame en paz.

―Uh ―no estaba seguro de si se estaba riendo o qué, pero parecía una risa. ―¿Realmente crees que soy un fastidio? ―se acercó a él de forma bastante rara y lo sujetó por el mentón. ―No sabía que tenías tanto valor, Hayden...

Su nombre en los labios de Malfoy era... ¿Extraño? No estaba seguro, pero era diferente.

―¿Hueles a sándalo? ―¡Mierda! Odiaba ser tan imprudente. Malfoy se sorprendió bastante y solamente le dedicó una sonrisa. No estaba seguro de si era una sonrisa coqueta o simplemente se burlaba de su estupidez.

―¿Acaso quieres que se te impregne mi aroma? ―dijo con fastidio y lo alejó de él. ―Lo último que quiero es que tu aroma se quede pegado a mí. ¿Qué crees que dirán las personas al darse cuenta de que tengo el asqueroso perfume de un sangre sucia?

―¡Vete a la mierda! ―definitivamente era un imbécil. Tomó sus cosas y se largó de ahí. No quería verlo más tiempo y estaba enfadado por pensar que, al menos por aquella maldita ocasión, él sería agradable. No lo era... Era un maldito fastidio y un estúpido. No tenía más insultos, pero si los tuviera, estaba seguro de que Draco Malfoy sería la representación de todos ellos.

Después de aquel encuentro tenso con Malfoy, Hayden se sentía agitado y frustrado. Cada interacción con él parecía ser más irritante que la anterior. Caminaba por los pasillos del castillo de Hogwarts, tratando de despejar su mente, pero la imagen de Malfoy y su molesto comportamiento seguía rondándole.

Mientras caminaba, se topó con Hermione Granger, quien notó de inmediato la expresión preocupada en el rostro de Hayden.

―¿Estás bien, Hayden? ―preguntó Hermione con preocupación.

―No mucho, Hermione. Es solo... Malfoy. No puedo soportarlo, siempre está provocándome ―respondió Hayden con frustración.

Hermione asintió comprensivamente. Ella misma había tenido numerosos roces con Malfoy en el pasado y sabía lo desafiante que podía ser tratar con él.

―Entiendo cómo te sientes. Malfoy puede ser bastante... irritante. Pero no dejes que sus provocaciones te afecten. Eres mejor que eso ―aconsejó Hermione con serenidad.

Las palabras de Hermione resonaron en la mente de Hayden. Sabía que tenía razón. No podía permitir que Malfoy le quitara la paz y la tranquilidad que tanto necesitaba para concentrarse en sus estudios y en sus responsabilidades como estudiante de Hogwarts.

Decidido a no dejar que Malfoy le afectara más de lo necesario, Hayden se armó de paciencia y determinación. Sabía que enfrentaría más desafíos con Malfoy en el futuro, pero estaba decidido a mantener la calma y no dejarse llevar por sus provocaciones.

Con esa nueva determinación en mente, Hayden continuó su camino por los pasillos del castillo, listo para enfrentar lo que sea que el destino le tuviera preparado, incluso si eso significaba tratar con el irritante Draco Malfoy.

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M

ientras Hayden buscaba un lugar tranquilo para despejar su mente, decidió refugiarse en la biblioteca de Hogwarts. Era un lugar donde podía sumergirse en los libros y olvidarse, al menos por un tiempo, de las tensiones con Malfoy.

Sentado en una mesa apartada, Hayden hojeaba un viejo libro de hechizos cuando escuchó pasos acercándose. Levantó la mirada y vio a Harry Potter acercándose con una sonrisa amigable en el rostro.

―Hola, Hayden. ¿Cómo estás? ―saludó Harry mientras tomaba asiento frente a él.

―Hola, Harry. Bueno, podría estar mejor. Solo tratando de mantener la cordura con todo lo que está pasando ―respondió Hayden con una pequeña sonrisa, agradecido por la compañía de su amigo.

―Entiendo. A veces, Hogwarts puede ser un lugar complicado, ¿verdad? Pero siempre podemos contar el uno con el otro ―dijo Harry con sinceridad.

La presencia reconfortante de Harry ayudó a Hayden a relajarse un poco. Sabía que podía confiar en su amigo para escucharlo y brindarle apoyo cuando lo necesitara.

―Sí, definitivamente. Gracias, Harry. Y tú, ¿cómo has estado? ―preguntó Hayden, interesado en saber cómo le iba a su amigo.

Durante los próximos minutos, Harry y Hayden compartieron anécdotas y reflexiones sobre la vida en Hogwarts. La conversación relajada ayudó a Hayden a alejar momentáneamente sus preocupaciones y a recordar que, a pesar de los desafíos, siempre había momentos de alegría y camaradería en la escuela.

Al finalizar la charla, Hayden se sintió reconfortado y fortalecido por la amistad de Harry. Sabía que, sin importar lo que enfrentara en el futuro, siempre tendría a sus amigos a su lado para apoyarlo.

Con una sonrisa en el rostro, Hayden volvió a sumergirse en su libro, agradecido por la tranquilidad momentánea que la biblioteca le ofrecía y por la amistad de Harry.

𝑬𝒍 𝒆𝒏𝒄𝒂𝒏𝒕𝒐 𝒅𝒆𝒍 𝒐𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒐 || 𝑫𝒓𝒂𝒄𝒐×𝑯𝒂𝒚𝒅𝒆𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora