Capítulo 4: Tensiones en el Aire

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La luz del amanecer se colaba a través de las ventanas del Gran Comedor, iluminando a los estudiantes que comenzaban su día con el desayuno. Hayden se sentó en la mesa de Hufflepuff, rodeado de sus amigos que charlaban animadamente. Sin embargo, él apenas participaba en la conversación. Su mente estaba ocupada con el inevitable encuentro con Draco Malfoy durante las clases de ese día.

Las lechuzas volaron dentro del comedor, entregando el correo de la mañana. Una carta aterrizó frente a Hayden, pero su interés en ella se desvaneció rápidamente al notar que Draco acababa de entrar al comedor, luciendo tan altivo como siempre. Hayden intentó apartar la mirada, pero los ojos grises de Malfoy se cruzaron con los suyos por un breve instante, llenos de esa burla característica.

Al terminar el desayuno, Hayden se dirigió a su primera clase del día: Cuidado de Criaturas Mágicas, con el profesor Hagrid. Entró al área de clases al aire libre y se colocó junto a los demás estudiantes, preparando sus materiales. Sabía que Malfoy no tardaría en aparecer, y se preparó mentalmente para cualquier provocación que pudiera surgir.

Como si el destino quisiera probar su paciencia, Malfoy llegó y se situó cerca de él. Hagrid, con su habitual entusiasmo, no parecía notar o no querer notar la tensión palpable entre los dos.

―Hoy trabajarán en parejas para cuidar de estos crup —anunció Hagrid sin preámbulo—. Y dado que algunas parejas ya están establecidas, las demás se conformarán con sus vecinos inmediatos.

Hayden sintió una punzada de frustración. Trabajar en equipo con Malfoy nuevamente era lo último que quería.

―Bennett, Malfoy —continuó Hagrid, confirmando su peor temor—. Espero que esta vez puedan trabajar juntos sin incidentes.

Con un suspiro resignado, Hayden miró a Malfoy, quien le devolvió la mirada con una sonrisa maliciosa.

―Parece que estamos destinados a trabajar juntos, ¿eh, Bennett? —comentó Draco con tono de burla.

―Vamos a concentrarnos en el crup y evitar cualquier problema, ¿de acuerdo? —replicó Hayden, tratando de mantener la calma.

Comenzaron a cuidar del crup, sus movimientos sincronizados a pesar de la tensión entre ellos. Mientras se ocupaban del animal, Hayden notó algo extraño. Malfoy no estaba haciendo comentarios sarcásticos ni tratando de provocarlo. Estaba, de hecho, colaborando de manera efectiva.

La sorpresa de Hayden aumentó cuando Draco, de manera inesperada, le ofreció una correa.

―Aquí, necesitas esto para el siguiente paso —dijo Malfoy con una voz casi neutral.

―Gracias —respondió Hayden, sin poder ocultar su asombro.

La clase transcurrió sin incidentes mayores, y para cuando terminaron, Hayden se sentía confundido. Malfoy no había sido tan insidioso como de costumbre. ¿Qué estaba pasando? ¿Era una nueva táctica para desestabilizarlo?

Al final de la clase, cuando todos comenzaban a recoger sus cosas, Malfoy se inclinó hacia él y murmuró:

―No creas que esto cambia algo, Bennett. Solo estoy siguiendo órdenes —dijo con frialdad, pero había algo en su tono que Hayden no pudo identificar.

La siguiente clase, Defensa Contra las Artes Oscuras, fue igualmente desafiante. Hayden no podía dejar de pensar en el extraño comportamiento de Malfoy. Era como si el rubio estuviera jugando un nuevo juego, uno que Hayden aún no comprendía del todo.

Después de las clases de la mañana, se dirigió a la sala común de Hufflepuff para almorzar. Sus amigos lo recibieron con sonrisas y preguntas sobre su día, pero Hayden se mantuvo distante, perdido en sus pensamientos. Hermione lo notó y se acercó a él.

―¿Qué pasa, Hayden? —preguntó con genuina preocupación.

―Es Malfoy. Hoy ha sido diferente. No sé qué pretende —admitió Hayden, frustrado.

Hermione frunció el ceño, pensativa.

―Quizás hay algo más detrás de su comportamiento. A veces las personas actúan de manera extraña por razones que no comprendemos de inmediato. Pero no dejes que te afecte demasiado. Concéntrate en lo que es importante para ti —aconsejó Hermione.

Las palabras de Hermione resonaron en Hayden. Decidió que, sin importar cuáles fueran los motivos de Malfoy, no permitiría que el Slytherin dominara sus pensamientos. Se levantaría cada día con la determinación de ser mejor y de no caer en las provocaciones de Draco.

La tarde transcurrió con normalidad, pero Hayden no podía evitar sentir una mezcla de anticipación y temor por lo que vendría. La vida en Hogwarts nunca era predecible, y el enigma que era Draco Malfoy solo agregaba más misterio a su día a día.

Decidido a mantenerse fuerte, Hayden sabía que enfrentaría cualquier desafío que se le presentara, incluso si eso significaba descifrar las verdaderas intenciones del impredecible Draco Malfoy.

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La tarde transcurrió con normalidad, pero Hayden no podía evitar sentir una mezcla de anticipación y temor por lo que vendría. La vida en Hogwarts nunca era predecible, y el enigma que era Draco Malfoy solo agregaba más misterio a su día a día.

Decidido a mantenerse fuerte, Hayden sabía que enfrentaría cualquier desafío que se le presentara, incluso si eso significaba descifrar las verdaderas intenciones del impredecible Draco Malfoy.

Más tarde, mientras Hayden se dirigía al Gran Comedor para la cena, se encontró nuevamente con Draco en uno de los pasillos. Esta vez, Draco no estaba solo; lo acompañaban Crabbe y Goyle, como de costumbre. Sin embargo, la expresión de Draco era diferente, más reservada.

―¿Sigues pensando en mi aroma, Bennett? ―preguntó Draco, su tono burlón más suave de lo habitual.

―¿Algún día dejarás de ser tan insoportable, Malfoy? ―respondió Hayden, tratando de mantener la calma.

Crabbe y Goyle soltaron risas estúpidas, pero Draco no se unió a ellas. En lugar de eso, se acercó a Hayden, y por un momento, la tensión en el aire pareció cambiar.

―No siempre todo es lo que parece, Bennett ―murmuró Draco antes de girar sobre sus talones y alejarse con sus secuaces.

Hayden quedó paralizado por un segundo, confundido por las palabras de Draco. Había algo en su tono que sugería una verdad oculta, una complejidad que Hayden no había considerado antes.

Durante la cena, Hayden no pudo evitar observar a Draco desde la distancia. El rubio parecía estar sumido en sus pensamientos, y por primera vez, Hayden se preguntó qué era lo que realmente pasaba por su mente. ¿Era posible que Draco Malfoy, el arrogante Slytherin que había conocido durante tantos años, tuviera más capas de las que él había imaginado?

Después de la cena, Hayden decidió ir a la biblioteca para estudiar y despejar su mente. Mientras buscaba un libro en una de las estanterías más apartadas, escuchó un susurro familiar.

―¿Qué haces aquí, Bennett? ―era la voz de Draco, pero esta vez no había burla en su tono, solo curiosidad.

―Lo mismo que tú, supongo. Estudiar ―respondió Hayden, tratando de mantener la compostura.

Draco se acercó, su mirada intensa y fija en Hayden.

―Hay más en este lugar de lo que cualquiera de nosotros entiende. Más de lo que parece ―dijo Draco en voz baja.

Hayden frunció el ceño, tratando de comprender el significado detrás de las palabras de Draco.

―¿Por qué me dices esto? ―preguntó, sin poder ocultar su confusión.

Draco soltó un suspiro y, por un momento, pareció dejar caer la máscara de arrogancia que siempre llevaba.

―Porque, a veces, incluso los enemigos necesitan saber la verdad ―dijo antes de darse la vuelta y desaparecer entre las estanterías.

Hayden se quedó allí, procesando lo que acababa de escuchar. Por primera vez, sintió que había vislumbrado una parte de Draco que nadie más conocía, una parte que estaba oculta bajo capas de prepotencia y orgullo.

𝑬𝒍 𝒆𝒏𝒄𝒂𝒏𝒕𝒐 𝒅𝒆𝒍 𝒐𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒐 || 𝑫𝒓𝒂𝒄𝒐×𝑯𝒂𝒚𝒅𝒆𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora