Los cuatro chicos fueron llevados a un barco, el olor a sal y mar invadiendo sus sentidos mientras eran empujados hacia las entrañas del navío. Los españoles les cambiaron la ropa, sustituyendo sus vestimentas nativas por atuendos europeos. Granada, aún confundido por una chica, fue vestido con un sencillo vestido de clase baja y su cabello fue recogido en una coleta. Bolivia recibió un tratamiento similar. Río y Nueva fueron vestidos con ropas de campesinos, simples y rústicas.
Después de ser vestidos, los chicos fueron llevados a una pequeña habitación con tres camas. Los españoles los dejaron allí, cerrando la puerta con un fuerte golpe. Nueva y Bolivia, agotados y asustados, rápidamente se acurrucaron en dos de las camas, dejando la tercera para Granada y Río.
Río, aún preocupado por la seguridad de sus amigos, ayudó a Granada a acomodarse en la cama restante. Observó a Granada con su vestido y no pudo evitar notar lo tierno que se veía. El contraste entre su apariencia actual y la imagen del valiente y decidido Granada al que estaba acostumbrado era sorprendente.
—Granada, ¿cómo te sientes? —preguntó Río en voz baja, tratando de mantener la calma y reconfortar a su amigo.
Granada, aún aturdido por el golpe en la cabeza y la confusión de todo lo que había sucedido, intentó sonreír débilmente.
—Estoy... estoy bien, creo. —respondió, aunque su voz temblaba un poco—. ¿Y tú?
Río asintió, tratando de mostrarse fuerte por el bien de todos.
—Estoy bien. Sobreviviremos a esto, juntos —dijo, tomando la mano de Granada con firmeza.
Mientras se acomodaban en la cama, Río no podía apartar la mirada de Granada. Había algo profundamente conmovedor en la imagen de su amigo en el vestido, con el cabello recogido. Le parecía frágil y vulnerable, lo que solo reforzaba su deseo de protegerlo.
—Granada, estás muy tierno con ese vestido —dijo Río, sonrojándose un poco pero tratando de aligerar el ambiente con una sonrisa.
Granada se sonrojó también, sintiéndose un poco incómodo pero al mismo tiempo reconfortado por la presencia de Río.
—Gracias, Río. Eres el mejor amigo que podría tener —dijo, apretando la mano de Río.
A medida que la noche avanzaba, el barco se mecía suavemente con las olas del mar. A pesar del miedo y la incertidumbre, los cuatro chicos encontraron un poco de consuelo en su mutua compañía. Río, decidido a velar por sus amigos, se mantuvo despierto un rato más, observando a Granada y a los demás mientras dormían, preguntándose qué les depararía el futuro y cómo podrían encontrar una manera de escapar de su cautiverio.
A medida que la primera luz del amanecer comenzaba a filtrarse por las rendijas de la pequeña ventana de la habitación, Río finalmente permitió que el cansancio lo venciera, durmiéndose junto a Granada con la esperanza de que, unidos, encontrarían una forma de superar esta difícil situación.
Río finalmente se quedó dormido, y sus sueños lo llevaron a un lugar donde el miedo y la incertidumbre no existían. En su sueño, él y Granada estaban juntos en un mundo sin conflictos, sin guerra ni capturas. Paseaban por campos verdes y bajo cielos despejados, riendo y hablando de sus esperanzas y sueños.
En un momento particularmente intenso del sueño, Río se encontró con Granada bajo un árbol en flor. Se miraron a los ojos y, sin necesidad de palabras, entendieron los sentimientos profundos que compartían. Lentamente, se acercaron y se besaron, un gesto lleno de ternura y amor. El beso fue cálido y reconfortante, un ancla en el torbellino de emociones y acontecimientos que habían vivido.
El sueño duró horas, pero para Río pareció un instante perfecto, un refugio donde podía expresar todo lo que sentía sin miedo ni reservas. Sin embargo, de repente, se despertó de golpe. La habitación del barco le devolvió a la realidad con su oscuridad y el vaivén constante del mar.
Río se giró y vio a Granada durmiendo a su lado, su rostro sereno y tranquilo. Por un momento, deseó que el sueño fuera real, que la paz y el amor que había sentido pudieran trasladarse al mundo despierto. Suspiró profundamente, sintiendo una mezcla de frustración y esperanza. Se acostó de nuevo, maldiciendo suavemente la realidad que lo había despertado de su sueño.
—Solo fue un sueño —murmuró para sí mismo, sintiendo el peso de la realidad volver a asentarse sobre sus hombros.
Aun así, la imagen de ese sueño, del amor y la conexión que compartía con Granada, quedó grabada en su mente, dándole fuerza. Sabía que tenía que ser fuerte no solo por él mismo, sino por Granada, Nueva y Bolivia también. En ese momento, se prometió a sí mismo que encontrarían una manera de escapar y vivir la vida que merecían, libre de la opresión y el miedo.
Con esa determinación renovada, Río se abrazó a Granada con suavidad, tratando de capturar un poco de la calidez y el consuelo de su sueño. Se quedó dormido de nuevo, esta vez con la esperanza de que algún día, ese sueño podría convertirse en realidad.
![](https://img.wattpad.com/cover/371296857-144-k742583.jpg)
YOU ARE READING
¡Independencia!?
Randomtrata ehh... sobre los antiguos paises de latinoamerica, los cuales eh no se XD