Cap #7: nuevos amiguis :)

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Mientras Río y Nueva realizaban sus tareas en el barco, notaron que otros dos niños eran llevados a bordo. Parecían tener edades similares a las suyas, y también se les asignaron tareas rápidamente, sin mucha explicación. Los dos nuevos niños tenían una expresión de desconcierto y miedo en sus rostros, pero también una determinación que indicaba que no se rendirían fácilmente.

El primer niño, de aproximadamente 9 años, se presentó como Centro. Su mirada era seria y atenta, y se movía con agilidad, intentando adaptarse rápidamente a las exigencias del trabajo en el barco.

El segundo niño, que tenía alrededor de 11 años, había sido rebautizado por los españoles como Nueva España, aunque entre los demás niños ya empezaban a llamarlo simplemente "España". Tenía un aire de confianza, aunque era evidente que también estaba tratando de comprender su nueva realidad.

Río y Nueva intercambiaron miradas significativas mientras observaban a los recién llegados. Sabían lo que significaba ser arrebatados de su hogar y forzados a trabajar en circunstancias difíciles, y sintieron una oleada de compasión y solidaridad hacia Centro y España.

—Hola, soy Río, y él es Nueva —dijo Río, acercándose a los nuevos chicos mientras trabajaban—. Sabemos que esto es difícil, pero tenemos que mantenernos fuertes.

Centro y España asintieron, agradecidos por la bienvenida y el apoyo.

—¿De dónde vienen? —preguntó Nueva, tratando de entablar conversación para conocer más sobre sus nuevos compañeros.

Centro suspiró y respondió en voz baja

—Vengo de una aldea no muy lejos de aquí. Los españoles llegaron de repente y... —su voz se apagó, incapaz de continuar.

España, con un tono más firme, añadió

—Mi familia también fue atacada. Nos capturaron y nos trajeron aquí. No sé qué ha sido de los demás.

Río y Nueva asintieron comprensivamente. Sabían que no era fácil hablar de lo que habían vivido, pero también entendían que compartir sus experiencias podía ayudarles a sentirse menos solos.

—Estamos juntos en esto ahora —dijo Río con determinación—. Nos cuidaremos unos a otros.

A lo largo del día, los cuatro chicos trabajaron codo a codo, formando un vínculo tácito de apoyo mutuo. A pesar de la dureza de su situación, encontraban fuerza en su unidad y en la esperanza de que algún día podrían recuperar su libertad.

Mientras tanto, en la habitación del barco, Granada y Bolivia pasaban el tiempo juntos, tratando de mantenerse ocupados y de no preocuparse demasiado por sus amigos. Granada se preguntaba constantemente cómo les iría a Río y a Nueva, pero se consolaba sabiendo que eran fuertes y valientes.

La llegada de Centro y España al barco añadió una nueva dinámica al grupo, y aunque no sabían qué les depararía el futuro, sabían que juntos tenían más posibilidades de sobrevivir y encontrar una manera de escapar. La esperanza y la solidaridad se convirtieron en sus armas más poderosas en medio de la adversidad.

Ya de noche, a las seis, los españoles llevaron a Nueva y Río de regreso a su habitación. Centro y España fueron alojados en otra habitación separada. Nueva y Bolivia se quedaron dormidos casi instantáneamente, exhaustos por las emociones y actividades del día.

Río, sin embargo, permaneció despierto un rato más. Estaba ligeramente sonrojado al ver a Granada en su falda, una imagen que no podía borrar de su mente. La idea de dormir juntos otra noche más en la misma cama lo mantenía alerta y nervioso.

Granada, notando la inquietud de Río, le lanzó una sonrisa cansada pero cálida.

—¿Todo bien, Río? —preguntó Granada, acomodándose en la cama.

Río asintió, tratando de disimular su nerviosismo.

—Sí, solo... ha sido un día largo —respondió, mirando a Granada con una mezcla de afecto y timidez.

Granada sonrió y se estiró en la cama, preparándose para dormir.

—Ven, Río, es mejor que descanses. Necesitaremos todas nuestras fuerzas para mañana.

Río asintió de nuevo y se acostó junto a Granada, tratando de calmar su mente. El contacto cercano con Granada, aunque reconfortante, también lo hacía sentir consciente de sus propios sentimientos. Finalmente, encontró una posición cómoda y trató de relajarse.
Granada, sintiendo la tensión en el aire, se acercó un poco más a Río y le dio un ligero empujón amistoso.

—No te preocupes, estamos juntos en esto —susurró Granada, cerrando los ojos y dejándose llevar por el sueño.

Las palabras de Granada resonaron en la mente de Río. Se sintió agradecido por tener a Granada a su lado y se permitió relajarse un poco más. Cerró los ojos y, con el sonido rítmico de la respiración de Granada a su lado, finalmente comenzó a quedarse dormido.

El barco se balanceaba suavemente, y aunque el futuro seguía siendo incierto, en ese momento, en la tranquilidad de la noche, Río encontró un resquicio de paz. Con Granada a su lado, sabía que podrían enfrentar lo que viniera, siempre y cuando se mantuvieran juntos.Poco a poco, Río se sumió en un sueño profundo, lleno de sueños esperanzadores sobre un futuro mejor, donde todos ellos estarían libres y seguros.

¡Independencia!?Where stories live. Discover now