En medio de la noche, Río se despertó abruptamente, su corazón latiendo rápido por otro sueño intenso en el que Granada y él estaban juntos. Sentía el peso y el calor de algo sobre él, y al abrir los ojos lentamente en la penumbra de la habitación, se dio cuenta de que Granada estaba dormido encima de él, su respiración suave y constante.
Río se sonrojó, sintiendo una mezcla de sorpresa y ternura. No quería moverse demasiado para no despertar a Granada, pero la situación era inesperada y su mente estaba llena de emociones contradictorias. Con mucho cuidado, levantó una mano y la colocó suavemente sobre la espalda de Granada, sintiendo el ritmo constante de su respiración.
Mientras permanecía allí, tratando de calmar su propio pulso acelerado, Río se dio cuenta de lo mucho que valoraba estos momentos de cercanía. A pesar de las circunstancias difíciles y el peligro que los rodeaba, había encontrado un lazo fuerte y profundo con Granada.
—Granada... —susurró Río en voz baja, aunque no esperaba una respuesta.
Granada se movió ligeramente en su sueño, acomodándose mejor sobre Río, pero no despertó. Río cerró los ojos de nuevo, tratando de relajarse y encontrar la paz en este momento de intimidad inesperada. Sabía que al día siguiente enfrentarían nuevos desafíos, pero por ahora, decidió concentrarse en la calidez y la conexión que compartían.
El balanceo suave del barco y la respiración rítmica de Granada sobre él finalmente ayudaron a Río a calmarse. Poco a poco, dejó que el sueño lo envolviera de nuevo, aferrándose a la esperanza y la fuerza que encontraba en la presencia de Granada. A pesar de todo, mientras estuvieran juntos, sabían que podían enfrentar cualquier cosa.
Río volvió a despertarse, esta vez porque sintió un movimiento brusco. Abrió los ojos justo a tiempo para ver cómo Granada se movía en su sueño y se deslizaba de encima de él, cayendo suavemente sobre la cama.
Río se incorporó un poco, tratando de asegurarse de que Granada estuviera bien. La luz tenue de la luna que entraba por una pequeña ventana iluminaba ligeramente el rostro de su amigo, mostrando que todavía estaba profundamente dormido. Río sonrió con ternura, sintiéndose aliviado de que la caída no hubiera sido brusca ni dolorosa.
Se quedó observando a Granada por un momento, admirando su tranquilidad a pesar de las circunstancias. Decidió que no tenía sentido intentar volver a dormir si no tenía sueño, así que se acomodó mejor en la cama y se dedicó a vigilar a sus amigos. Sabía que era importante que alguien estuviera alerta, al menos por un rato, para protegerlos de cualquier posible peligro.
Río pasó el tiempo pensando en todo lo que había pasado y en cómo podrían encontrar una manera de escapar de los españoles. Miró a Granada, Nueva y Bolivia, durmiendo a su alrededor, y sintió una oleada de determinación. No importaba cuán difíciles fueran las circunstancias, haría todo lo posible para protegerlos y encontrar una forma de liberarse.
Finalmente, cuando los primeros rayos del amanecer comenzaron a iluminar el cielo, Río sintió que la fatiga empezaba a apoderarse de él de nuevo. Con un último vistazo a Granada, se permitió cerrar los ojos, con la esperanza de descansar un poco más antes de que comenzara el nuevo día. Sabía que, pase lo que pase, siempre estarían juntos, y eso le daba la fuerza que necesitaba para seguir adelante.
Río, sintiéndose un poco más tranquilo pero aún queriendo estar cerca de Granada, se acostó suavemente encima de él, cuidando de no aplastarlo. Puso su cabeza en el hombro, casi tocando el cuello de Granada, y cerró los ojos. La cercanía y la sensación de seguridad que le proporcionaba estar junto a su amigo le daban un extraño consuelo en medio de la incertidumbre que los rodeaba.
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¡Independencia!?
Randomtrata ehh... sobre los antiguos paises de latinoamerica, los cuales eh no se XD