prólogo.

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—Park JiMin, se requiere su presencia en la oficina del director inmediatamente.

JiMin levantó la mirada de su libreta con curiosidad al escuchar el anuncio a través de los parlantes que colgaban encima de la pizarra.

¿Él había sido solicitado por el director? ¿Para qué? Eso nunca había pasado, y no creía haber hecho algo para ser reportado.

El profesor también pareció pensárselo antes de mirarlo y señalar la puerta.

—Está excusado, ve.

Park asintió y tras guardar sus cosas salió del salón. Caminó hacia la oficina del director con intriga. Tocó la puerta dos veces, escuchando el “adelante” del hombre, accedió.

El señor Im lo miró con una sonrisa ladeada, impecable en su silla de cuero. Señaló una de las sillas de plástico que estaban delante de su escritorio, invitándolo a que se sentara. JiMin cerró la puerta e hizo lo indicado, mirando a Im fijamente.

—¿Me mandó a llamar, señor?

—Sí, JiMin. Espero no haber interrumpido ninguna evaluación —Park sacudió la cabeza.

—Solo estábamos repasando la clase anterior.

—Perfecto. En ese caso, te explico —dijo ladeando la silla y sonriéndole más—. Dado que eres el mejor promedio de tu clase y destacaste en la prueba de aptitud al inicio de año, junto al orientador hemos decidido incluirte en el programa de tutorías para ayudar a los alumnos con dificultades a nivel académico —hizo una pausa, mirando a JiMin, que se mantenía impresionado en su asiento—. ¿Estás al tanto de lo que implica?

El chico se tomó un momento antes de responder.

—Creo que sí. Me asignaran un estudiante con promedio bajo para que le aplique lecciones, ¿no?

—Eso mismo. ¿Hay algún problema con ello?

JiMin se lo pensó. ¿Lo había? Bueno, probablemente fuera algo complicado impartir clases a otro chico teniendo él sus propios deberes, pero aparte de eso, probablemente le vendría bien. Sería una manera de aprender a organizarse correctamente, y haber tenido ese antecedente podría ayudarlo a la hora de buscar un cupo de universidad. Según le había comentado TaeMin, era algo que muchas instituciones tomaban en cuenta.

—Obviamente recibirás una pequeña beca por tu ayuda —continuó Im, claramente tratando de interesarlo más en el asunto—. Sé que debimos consultarte primero, pero JackSon y yo de verdad necesitamos el apoyo de un muchacho de tu madurez.

—Entiendo. Sí acepto, ¿a quién me tocaría ayudar?

—No sé si conoces al alumno Kim TaeHyung de segundo año.

Park alzó las cejas sorprendido.

Decir que “lo conocía” sería poco. TaeHyung era colega de JungKook, su mejor amigo. Por ende, ellos habían conversado una que otra vez en alguna reunión o algún receso. Tae era de esos chicos que son callados generalmente, pero cuando abren la boca automáticamente caen bien. JiMin no se consideraba su amigo, pero honestamente se sentiría más cómodo como tutor de Kim que de algún otro chico desconocido.

—He tratado con él anteriormente —le contestó al director.

—¿Se llevan bien?

—Más o menos. No hemos tenido ningún problema —JiMin frunció los labios, pensando—. No sabía que TaeHyung tuviera problemas con las clases.

Im suspiró, rascándose la nuca eventualmente.

—Los tiene. Le han quedado siete materias.

—¿Siete? —jadeó Park—. Pero en segundo año se ven once.

lecciones y mamadas › pjm & kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora