epílogo.

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TaeHyung extrañaba tanto a JiMin. En situaciones como estas se cuestionaba cuánto tiempo estarían separados, si valía la pena distanciarse sólo porque el mayor tenía que cumplir con su deber.

Fuera como fuera, lo echaba de menos. No podía recordar la última vez que lo había abrazado, besado, que había sentido su suave tacto contra su piel...

—Deja de ser tan dramático. Lo viste hace quince minutos —bufó Mark con exasperación. TaeHyung lo miró mal, acomodándose en la silla después de haberse estado deslizando en esta hasta casi acabar en el piso.

—Yo pensé que ser novio de BaekHyun hyung te caería bien, no que te contagiarías de su ironía.

—No me contagié de nada. Lo que pasa es que nosotros no somos tan empalagosos como ustedes dos, o como JungKook y YuGyeom.

—Oh, ¿sí? ¿Entonces qué es esto? —sacó un sobre color azul marino y lo sostuvo con el dedo índice y medio mientras sonreía de forma burlona.

Mark se sonrojó y rápidamente se lo arrebató, guardándolo de nuevo en el saco de su traje. Miró a TaeHyung con molestia.

—¿De dónde demonios sacaste eso?

—Te distraes mucho cuando estás amarrando tu corbata —se encogió de hombros, codeándolo con sorna—. Pero no me cambies el tema. No creí que fueras tan cursi como para escribirle una carta romántica a BaekHyun hyung.

—No lo hago seguido. Sólo lo creí adecuado para hoy, después de todo se está graduando —replicó avergonzado—. ¡Y no te atrevas a decirme cursi si traes contigo un arreglo de rosas y dulces! —ordenó señalando el regazo de Tae, dónde se mantenía dicho arreglo.

—Oh, pero esto no es de mi parte, Mark —objetó—. Mis hermanos me pidieron que se lo diera a JiMinie de su parte.

—¿En serio? No creí que SeokJin hyung lo aceptara tan rápido.

—Aceptar es la palabra adecuada. Aún lo mira con cara de padre celoso cada vez que JiMinie me va a visitar a casa —comentó con diversión—. Fue NamJoon el que lo convenció para mandarle a hacer este regalo.

—Qué considerados —asintió impresionado—. ¿Y tú? ¿No le piensas regalar nada?

—JiMinie me hizo prometerle que no lo haría.

—¿Por qué?

—Dice que no quiere que gaste dinero en él...

—Uhm —murmuró cruzándose de brazos—. Bueno, pero no necesariamente tenías que gastar dinero para regalarle algo. Pudiste hacerle una carta también.

—Hola, ¿de qué hablan? —YuGyeom recién regresó del baño, sentándose al lado de Tae. Al no ser familiares de los graduados no podían estar en las primeras filas, sino en un grupo de los demás estudiantes de la institución que habían asistido.

—TaeHyung no le trajo un regalo a JiMin hyung —dijo Mark. Ambos vieron a YuGyeom rodar los ojos y sacar de su bolsillo una tarjeta, entregándosela a TaeHyung sencillamente.

—Doy clases los jueves, no cobro mucho —agregó.

—¿Clases? —se preguntó Tae guardando la tarjeta sin leerla, formando un puchero en sus labios—. Oigan, hablando en serio... ¿Soy mal novio por no haberle traído nada?

—No, no es eso. Pero si sigues así, probablemente vayas a morir solo en un asilo, o con treinta gatos. Eso depende.

—YuGyeom, no lo estás ayudando.

—Sólo digo que...

—¡Su atención, por favor! —JackSon se paró en el escenario, vistiendo un traje gris que lo hacía ver incluso más apuesto de lo que ya era. Además de su sonrisa gentil y derrite corazones—. El acto ya va a comenzar. Muchas gracias por acompañarnos en este día tan especial para nuestros estudiantes de la duodécima promoción —Aplausos le siguieron a sus palabras, Wang hizo una reverencia—. Soy el orientador, JackSon Wang, un gusto recibirlos. A continuación, unas palabras de nuestro director.

lecciones y mamadas › pjm & kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora