lección siete.

98 9 4
                                    

Ellos se sentaron a hacer el dibujo en el jardín trasero, que no poseía flores como la entrada. Solo había un árbol en medio y, justo bajando las escaleras, unas sillas con una mesa pequeña que Lisa y JiMin habían colocado para las tardes donde les apeteciera llevar aire fresco. TaeHyung y él tomaron asiento en ambas sillas de plástico y dejaron los útiles sobre la mesita, además de una jarra de jugo que Park preparó.

—Bien, ¿de qué quieres hacer el dibujo? —preguntó JiMin.

TaeHyung hizo un puchero, pensando. Tras unos segundos de emitir un sinfín de 'mh', él se encogió de hombros.

—Creo que me gustaría hacer un retrato.

—Suena bien —asintió—. ¿De quién?

—Pues, no se me dan bien los autorretratos, así que pensé que usted podría posar para mí —explicó, jugando con sus dedos.

—¿Yo? —dijo, sorprendido—. Pero...

—¿No quiere? —le interrumpió, encogiéndose en su asiento.

—No, no es eso. Es que no obligatoriamente tiene que ser mío por ser el único que está aquí. Podemos buscar una foto de cualquier persona y-

—Ya lo sé, hyung —Tae bufó, tomando la libreta y mirándola fijamente. Park guardó silencio, confundido. Poco tiempo después el menor resopló—. Es solo que... me gustaría hacerlo de usted, ¿bien? Me parece más fácil dibujar a alguien que me agrada que una simple imagen de internet —farfullaba, dejando a JiMin más que impresionado.

Joder, Tae era una ternura. Un mes atrás, si a JiMin le hubieran dicho que ese niño que vivía haciendo bromas y riéndose cómo una bruja malvada era, en realidad, un pequeño tímido y penoso, él jamás se lo hubiera creído. Ahora estaba seguro de que no sería capaz de ver a Kim de otra forma.

—Bien, entonces comienza —Concedió, mirando con una sonrisa cómo el menor alzaba la cabeza, sus ojitos ilusionados—. No perdamos tiempo. No es por presumir, pero captar rasgos tan espectaculares como los míos puede tomar un rato —alardeó a propósito, haciendo que TaeHyung rodara los ojos.

—Está bien. Procure ponerse en una pose cómoda.

JiMin hizo lo indicado y se recostó en la silla. Apoyó un codo en el reposabrazos y descansó la barbilla en el dorso de su mano. Así se quedó, observando cómo TaeHyung dibujaba lentamente, borrando de vez en cuando y lanzándole miradas de soslayo. Se veía muy bien, sin dudas le sentaba eso del dibujo.

Duraron mucho rato en eso, y no hubiera resultado problemas si no fuera por el calor espantoso que había. No obstante, Park se obligó a mantenerse quieto, agradeciendo internamente que Tae apresurara su mano un poco. El clima de verdad era un fastidio.

—Listo, hyung. Ya puede moverse —dijo Tae después de media hora.

El mayor soltó un suspiro, apresurándose a tomar el borde inferior de su camiseta para limpiarse el sudor de la cara. Siguió quejándose mientras se restregaba el cuello. Jodido verano.

Miró a TaeHyung para preguntarle cómo había quedado el dibujo, cerrando la boca sin embargo, cuando vio que el menor tenía las mejillas sonrojadas y parecía bastante anonadado mientras miraba el abdomen expuesto de JiMin, mismo que estaba descubierto por estarse limpiando con la camisa.

—Ehm, ¿estás bien, pequeño? —se cercioró.

Kim asintió vagamente con la cabeza, aunque él no dejó de mirar el abdomen del otro como si fuera un catálogo de revista porno.

Dios, las conductas de este niño a su alrededor no hacían otra cosa más que amplificar su ego.

—¿Puedo ver el dibujo? —dijo, decidiéndose a ignorar el asunto y dejando su camisa como estaba.

lecciones y mamadas › pjm & kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora