lección «mamá y papá».

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TaeHyung no recordaba con exactitud porqué regresó solo ese día a su casa. Tenía la leve noción de que Mark había estado enfermo y YuGyeom debió quedarse en el colegio por un problema con algún profesor, pero realmente no lo recordaba.

Lo cierto es que estaba caminando solo por las calles vacías que lo dirigían a su casa. No tenía miedo, porque su vecindario no era peligroso ni nada, pero había una parte de él que se encogía con mal preámbulo por alguna razón.

Al llegar al poste de su cuadra, se dio cuenta por qué tan mal presentimiento. Se quedó paralizado en su sitio, a cuatro metros de dónde estaban su mamá y su papá.

Su cuerpo sólo supo reaccionar con un fallo de rodillas. Se quedó mirándolos con los ojos muy abiertos, mientras sus padres le devolvían la mirada con una sonrisa.

Hace dos años que no había visto a ninguno de los dos. Desde que SeokJin había salido del clóset y ellos lo habían acusado de incestuoso. TaeHyung aún podía escuchar sus gritos crueles hacia su hermano, mientras BeomGyu y él observaban desde un rincón cómo sus padres atacaban a ambos mayores. NamJoon intentaba con todas sus fuerzas alegar a favor de SeokJin, mientras este también se defendía a duras penas, hasta que la casa de los Kim se volvió un campo minado día y noche.

Finalmente, cuando sus padres dejaron que los menores de todos opinaran, fue que todo se solucionó. Bueno, "solucionó". Ya que concluyó en sus padres yéndose de casa y dejándolos a cargo de el "pervertido" que no tardaría en echarles mano.

TaeHyung había sido testigo de cómo sus padres y hermanos se atacaban mutuamente en busca de herir primero y ganar. Y ahora, delante de WooBin y HyeKyo, TaeHyung se cuestionaba si esto también era una especie de ataque.

—¿No vas a acercarte a darnos un abrazo, TaeTae? —consultó su mamá extendiendo los brazos.

Tae se obligó a no moverse y sólo mirarlos con el ceño fruncido, luchando contra las ganas de no ir y lanzarse a los brazos de HyeKyo. A pesar de que era feliz con sus hermanos, obviamente los había extrañado mucho. Extrañaba los abrazos de su mamá y las tardes de fútbol con su papá. Por más que amara a SeokJin y NamJoon, ellos no podían cumplir un rol que no les correspondía. Al menos no del todo como para llenar ese pequeño espacio que exigía cariño paterno.

Pero, aunque esa parte de él exigía ir y encerrar el rostro en el cuello de su mamá y decirle que la extrañaba, TaeHyung no era tan iluso cómo para creer que ellos estaban aquí sólo para saber de él.

—¿Qué...? ¿Qué están haciendo? —dijo después de un momento.

—¿Qué estamos haciendo? Pues venimos a verte, obviamente —respondió su papá con gracia.

TaeHyung apretó los labios y lo miró de forma cautelosa cuando ellos empezaron a caminar hacia él sin dejar de sonreír. Cuando los tuvo al frente sentía como si le faltara el aire. El perfume de su mamá le llenaba las fosas nasales y eso lo confundía profundamente.

Al parecer dos años no habían sido suficientes.

—¿Qué tal las clases, TaeTae? —preguntó su mamá dulcemente.

—Y-yo... Todo bien, mamá. Hoy tuve un examen de matemáticas —comentó mostrándole la hoja que llevaba en las manos—. Fui el primero de la clase —añadió, sintiéndose (estúpidamente) satisfecho por la sonrisa orgullosa de su papá.

—No me sorprende, tu madre y yo sabemos que eres un excelente alumno. Es nuestra visión de ti.

Tae sonrió muy a su pesar. No podía evitarlo, no después de que la última imagen que había obtenido de sus padres había sido ellos gritándole con decepción y rabia a SeokJin y NamJoon, y ahora veía pura admiración en sus ojos. Era demasiado para él.

lecciones y mamadas › pjm & kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora