─ un café, amiga? -ofreció valen cuando el porro, el vino, y la comida habían bajado lo suficiente-
florencia asintió, aceptando la invitación, y se sacó los borcegos para sentarse más cómoda en el sofá. no podía evitar darle vueltas a lo que había sucedido con nicolás unas horas atrás, tenía la cabeza como una centrifugadora, y valentina la conocía tanto que sabía que necesitaría hablar. por eso, la invitó directamente a dormir. la bailarina aceptó sin rechistar, sabiendo que allí encontraría un oído que sabía escuchar muy bien, y se despidió del resto de las chicas con la promesa de verse pronto nuevamente.
─ le avisaste a tu vieja? ─ preguntó valen al llegar de nuevo al living, dejando dos tazas humeantes de café sobre la mesa ratona-
─ ¡ay, boluda, mi vieja! ─ se acordó flor, dándole la respuesta a su amiga- tengo que escribirle antes de que sea más tarde, que debe estar esperando info acerca de mi paradero. dios -carcajeó- me siento como si fuese una adolescente otra vez.
─ hoy un poco lo sos -concedió valentina entre risas- bueno, tu café, con doble de azúcar como te gusta, y uno sin azúcar para mí.
─ gracias amiga -sonrió agradecida por toda la atención y el cariño con el que la recibía siempre valen, y valen negó con la cabeza restándole importancia-
florencia le escribió a rosa que se quedaría esa noche en casa de valentina, le deseo buenas noches y le confirmo que mañana estaría ahí otra vez. relojeo la hora, vio que eran 02:31 de la madrugada y supuso que en donde su hija se encontraba eran las siete de la mañana, casi ocho, pero aún así decidió escribirle un mensaje también.
flor jazmín
hola churri, buenos días
acá son 02:31, pero quería saludarte un ratito─ bueno, ahora si.. ¿cómo la pasaste? -preguntó flor, dejando el celular encima de la mesita ratona- el sushi exquisito, como todo lo que haces.
─ bien, loca, lo que extrañaba tener este tipo de juntadas con ustedes -sonrió de oreja a oreja, revolviendo su taza de café con una cuchara - qué necesario y qué lindo compartir el momento.
─ totalmente. espero que cuando esté acá lo hagamos, mínimo, una vez por mes.
─ cuando estés instalada acá nos vamos a poder ver más seguido -coincidió- pero bueno, metiéndonos en el presente.. ¿cómo estas?
─ bien, todo bien. las extrañaba muchísimo, y estoy segura de que las chicas también la pasaron bien.
─ sabes que no me refiero a eso, flor.
la bailarina sabía perfectamente a lo que se refería su amiga, pero necesitaba acomodar sus ideas para poder expulsarlas de su mente. y, como si de magia se tratase, justo en ese momento una llamada entrante fue el changüí que la vida le obsequio para poder hacerlo.
─ es mi hija -dijo flor entre risas-
─ atende, dale -se rió también valen-
florencia atendió y sonrió al aire, agradeciendo interiormente ese detalle que el universo quiso tener con ella, más por aclararse que por otra cosa.
─ holi
─ bebu -saludó flor- ¿cómo estás?
─ bien, desayunando en casa, y quise llamarte.
─ qué estás desayunando, hija? y por qué despierta tan temprano?
─ para sorpresa de nadie, yogurt con cereales. y marina se fue a trabajar hace un momento, entonces me quedé despierta -le contó- además, sabés que suelo levantarme temprano sin venir a cuento.