11- lazos emocionales.

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─ te echaré muchísimo de menos -lloriqueó zoe, abrazándose al cuerpo de paula, que había ido a despedirse de ella en el aeropuerto- podremos vernos en cuanto pueda venir, o tu también puedes ir.

─ el brazalete que me has regalado me hará tenerte cerca -paula sorbió los mocos, intentando recuperar la compostura- escríbeme, tía, no te olvides de mí.

─ no podría -dijo zoe, apretando más el abrazo que compartían-

después de mar del plata, zoe y flor, fueron directamente a españa para poder organizar sus cosas. habían ido a conocer la casa que les había gustado en colegiales, les gustó cada hueco que la componía, y la alquilaron rápidamente. así que, con todo listo en buenos aires, habían ido a españa en busca de sus cosas, de despedirse momentáneamente de la gente con la que habían creado lazos emocionales en ese país, que tanto las acogió, y finalmente había llegado el momento de partir.

zoe había tenido una merienda en su casa, una última merienda con sus amigos de toda la vida, y tuvo la oportunidad de despedirse, abrazarse, y repartir las pulseras de mostacillas que había estado haciendo en las playas recorridas de argentina. paula, aún así, había decidido que iba a acompañarla al aeropuerto, buscando alargar más el último abrazo dado, y hacía esperar a martín, su padre, hasta que las chicas tengan que subirse al avión.

─ en cuanto nos acomodemos, paula y maría pueden visitarnos todo el tiempo que quieran -dijo florencia, que miraba a su hija y a su amiga junto a martín- me encargaré de cuidarlas como si fueran mis propias hijas, se lo prometo.

─ lo mismo te digo por si zoe quiere venirse en cualquier momento -sonrió martín, coincidiendo en que aquellas dos no podían dejar de tener vínculo- se van a echar muchísimo de menos.

─ lo sé -asintió flor, suspirando al ver a su hija llorar otra vez- zoe lleva intentando evitar este momento desde que salió la opción de irnos. se puso a llorar alguna que otra vez, pero siempre intentó zafarse de lo que suponía pensar en la despedida.

el altavoz del aeropuerto dió el avisó de que tenían que subirse y, entre lágrimas y abrazos apretados, zoe se despidió de la que era su mejor amiga desde hacía ya diez años, prometiendo volver a verse en cuanto puedan y llamarse la mayor parte del tiempo posible, buscando así extrañarse un poco menos.

─ te quiero -susurró flor, besando la frente de su hija, que miraba por la ventanilla mientras las lágrimas que caían de sus ojos le acariciaban el rostro-

para zoe era difícil soltar aquella parte de su vida, sabía que iba a llevar todos los recuerdos y a todas las personas dentro suyo, había estado viviendo toda su vida en españa y ya era parte de ella. aún así, por otra parte, le alegraba tener la oportunidad de poder pasar más tiempo con sus abuelos, que de a poco se les iba pintando el pelo de blanco, y añoraba poder disfrutar más momentos junto a rocío, su tía.

la adolescente se puso el antifaz para dormir que solía usar, se acomodó mejor en el asiento, y dejó que las nubes que veía desde la ventanilla la absorbieran hasta ayudarla a dormir. no quería pensar mucho en lo que significaba irse, no quería darle permiso a su cabeza para ser una centrifugadora, así que optó por matar el tiempo a lo bobo; durmiendo casi la mayor parte del viaje.

florencia, por su parte, había decidido dejarle caricias en el dorso de la mano a zoe, dejando que el calor de sus manos envuelvan las manos frías de su hija, que dormía entre quejas inconscientes, sin poder evitar sentirse fuera de juego incluso en sus sueños. se le encogía el corazón al verla en esa situación, poniendo distancia con sus amigos de siempre y las personas a las que queria, quería poder retener toda la angustia que sentía su pequeña y trasladarsela a ella misma, para evitarle malos ratos a la persona que más quería en el mundo entero. ella también había dejado atrás a personas que queria mucho, personas con las que tenía lazos emocionales muy fuertes, como marina, pero la gente que de verdad había estado extrañando tanto se encontraba en argentina, en buenos aires, y por eso no podía tener el mismo nivel de angustia que tenía zoe en ese momento.

zoe (occhiamin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora