─ este? -se preguntó a si misma, posando frente al espejo que tenía en la pared de su habitación- no, este no. es demasiado ajustado, ya me lo vio muchas muchas veces, y voy a estar incómoda con el tajo este que tiene.
florencia estaba tan nerviosa que se sentía como si tuviera diecisiete años otra vez, como si fuese adolescente y no pudiera evitar sentir el cosquilleo típico que se siente cuando te enamoras por primera vez. entre resoplidos, mucha indecisión, y quejas, estuvo un buen rato eligiendo que prenda podía combinar con otra para ponerse esa noche. no quería ir montada por demás, ponerse mucha pilcha y después quedar mal, o desubicada, entre las elecciones finales de sus amigos. la ponía de los nervios saber que, después de tanto sin hacerlo, iba a volver a ver a nicolás, su querido nicolás, y más que iba a conocer su nueva casa.
─ para ti -zoe asomó la cabeza por la puerta de la habitación de florencia, en forma de rescate, tendiéndole una bolsa de papel de marca-
─ para mi? -preguntó confusa-
─ te conozco y me he imaginado que tardarías lo tuyo en decidir que outfit escoger para esta noche. así que, esto es para ti.
florencia la miraba incrédula, mordiéndose la sonrisa mientras negaba con la cabeza, y aceptó el regalo que su hija le tendía. abrió la caja que contenía aquella bolsa de papel, con la incertidumbre aporreandole la puerta con fuerza, y se quedó boquiabierta cuando encontró un vestido negro en el interior de la caja, con detalles de transparencia y encaje, y se ocupó en dejar el regalo sobre su cama para besar rápidamente las mejillas de su hija.
─ te amo, te amo, te amo -decía florencia entre beso y beso, sujetándole la cara a su hjja con cariño- gracias, mi amorcito, es muy hermoso.
─ te gusta? -preguntó zoe con ilusión-
─ me encanta, hija, muchas gracias.
─ andá, ve a ver qué tal te queda.
zoe se reía divertida mientras observaba como su madre tomaba la prenda de vestir y se metía con prisas al toilette personal de su habitación, la conocía demasiado y sabía que, al estar nerviosa por otras cosas, tardaría mucho en encontrar una combinación de ropa que le terminará convenciendo del todo, por eso quiso hacerle un presente y se encargó de comprarle algo lindo para que se luzca esa noche. zoe amaba la ropa, la moda, amaba ir de compras y amaba hacer regalos, y, por sobre cualquier cosa, también amaba a su madre, así que regalarle ropa a flor era de sus cosas favoritas.
─ y? -preguntó florencia al salir del baño, dando vueltas sobre su mismo eje, posando para su hija con las manos en su cintura- cómo voy?
─ qué guapa -sonrió zoe- vas guapísima mamá, te queda muy chulo ese vestido. me encanta, muy cutie. y ese pelazo, madre mía, llevalo así.
la bailarina sonrió con ternura, asintiendo con la cabeza en señal de agradecimiento, y musitó un "te quiero" para después fijarse por si misma como le quedaba aquel vestido negro. le gustaba, no le incomodaba para nada lo que se ceñía a su cuerpo, ni la transparencia, y quisó tomar aquel presente de su hija (sin quitarle merito alguno a ese gesto que había tenido con ella) como una solución más por parte del universo, como si la vida misma le hubiera dado su visto bueno al encuentro que tendría en tan solo un par de minutos después. se puso unos zapatos negros, altos, para ir acorde al vestido y decidió hacerle caso a su hija con lo de ir de pelo suelto.
─ estás digna de fotones, mamá -apremió zoe, apuntándola con la cámara del celular- ponte en lo blanco para que contraste, yo te tomo las fotos.
la menor le hizo un par de fotos, tomándole diferentes ángulos, y grabó un vídeo cortito por si después quería sumarlo a algún dumpcito. le mostró el resultado de todo, alegando una vez más que se veía muy linda, y asintió con la cabeza cuando su madre le pidió que se las pasará por whatsapp mientras que subía las escaleras para ir en busca de sus cosas.
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