10- tenemos casa.

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─ las pecas son besitos del sol -decía rosa, acariciando con sus manos el rostro de su nieta-

zoe sonrió con ternura, le había dicho a su abuela, en forma de queja, que tenía muchas pecas por el sol y ella tuvo la manera más linda de darle una vuelta de tuerca al asunto.

─ te quiero tata -dejo de apoyar la cabeza en el regazo de su abuela para ponerse de pie y besarle la mejilla- eres la mejor, lo sabes?

─ y yo te quiero a vos -correspondió rosa, abriendo sus brazos a la espera de un abrazo de zoe- mucho muchísimo.

la primera semana de mardel había pasado igual de rápida que llegó, disfrutaron cada momento y añoraban las tardes tomando mates frente al mar. estaban en la segunda semana, y la última también, así que pasaban los días amenamente, entre gestos de cariño y chapuzones en el mar.

─ zouso, mirá esta -dijo florencia desde su reposera, esperando a que llegue a su encuentro para mostrarle la pantalla del teléfono- te gusta?

─ qué bonita, mamá -dijo al ver la casa que le mostraba- qué chulo el jardín, el césped súper verde.

─ a que si? -sonrió ampliamente- está lindísima esta casa.

llevaban viendo las casas en alquiler que las chicas le mandaban desde, más o menos, mitad de la primera semana ahí, estaban relojeando que otras opciones habían y esperaban a que una les vibrará lo suficiente como para adquirir que era la casa que buscaban para ellas.

─ queda lejos de la casa de los abuelos?

─ como todas las de capital, zo, pero está linda. podemos ir tranquilamente en el auto, más cerca que españa está.

─ ya -suspiró- igual podemos ver otra, no?

─ sí, mi amor, podemos. solamente te mostraba, a mí tampoco me da tantas vibes a nosotras.

─ pues cuando te envíen otras me avisas -besó su mejilla- iré al mar con el abuelo, vale?

─ te pusiste protector?

─ sí -rodó los ojos- me ha ayudado la abuela con la espalda.

─ bueno, andá nomas entonces.

zoe se sacó la camiseta, dejándose la parte de arriba del bikini, y se dejó el short de jean puesto. estaba contenta porque se habían comprado nuevas tobilleras con su mamá, típicas de playa, y tenía el pelo trenzado como cada verano. se acercó hasta adrián, su abuelo, y se paró a su lado, observando el mar con él.

─ no vas a ver más casas? -preguntó adrián al notar su presencia-

─ tenemos que esperar a que le envíen más fotos a mamá -respondió- creo que no hay ninguna muy nosotras todavía, igual no la encontramos nunca.

─ muy ustedes? -indagó en aquello-

─ sí, que vibren lo mismo que nosotras. que nos dé ese concepto de hogar, me entiendes?

─ mi chiquita -sonrió adrián, dejando de mirar el mar para poder mirarla a ella- al hogar lo van construyendo ustedes, porque ustedes son el hogar. a medida de que vayan reformándola a sus gustos, llenándola de sus cosas, ahí van a lograr que les vibra lo suficientemente a ustedes.

─ tu crees? -sonrió zoe, sopesando lo que le decía su abuelo-

─ lo creo -asintió- ahora solamente tienen que escoger una que les guste a ambas, una que les vibre las ganas de querer hacerla su hogar, de vivirla.

─ me ha mostrado una muy chula recién, tiene el césped súper verde, abuelo. la abuela y tú podríais venir a echarnos una mano con las plantas que querríamos poner? -preguntó de pronto, haciéndolo reír a adrián-

zoe (occhiamin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora