16 -extraño.

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la alarma sonó 08:30am, haciendo que se quede remoloneando unos minutos más entre las sábanas blancas de su cama y que, finalmente, decidiera levantarse ocho y cuarenta. enfundada en un pijama gris topo, liso y de seda, se metió a su toilette personal para higienizarse y cambiarse de ropa por algo un poco más decente y empezar el día. con todo listo, outfit y make up incluido, le escribió un mensaje de whatsapp a daniela para que supiera que ella ya estaba despierta, por no decir casi lista, y bajo a desayunar con su madre.

─ café calentito y mixtos de jamón y queso -ofreció florencia, de pijama y bata, con una cara de recién levantada digna de admirar-

─ muchas gracia, mamá -aceptó y agradeció zoe, acercándose a dejar un beso sonoro en la mejilla de su madre- qué guapa vas con esas pintas, dani va a estar contenta de verte y saludarte luego.

─ me voy a cambiar cuando terminemos, maldita -fingió ofenderse-

ambas desayunaron entre risas, compartiendo los sueños alocados que había tenido la mayor durante sus horas de sueño profundo, y terminaron sus cafés con mucho gusto.

florencia se encontraba un poco nerviosa, incluso algo inquieta, por saber que su hija iba a codearse otra vez con el mismo ambiente que ocupaba nicolás occhiato en la diaria, pero no iba a oponer resistencia alguna en que lo hiciera, si eso era realmente lo que tenía ganas de hacer. zoe le había comentado que iría miranda a tocar al programa durante esa media mañana, que pasarían el rato charlando entre tema y tema, y también que daniela adoraba esa banda de música con todo su corazón. y eso, inevitablemente, le trajo el recuerdo de cuando ella también solía amar la misma banda, un poco más de lo que seguía amandola en tiempo presente, y a cuando se pasaba las horas del día escuchando las canciones que tenían en favoritismo mutuo con su ex amor.

dani
zoso, ya estoy casi lista
en tan sólo un ratitin nos vemos
te quiero :)

zoe leyó el mensaje de daniela con una sonrisa plasmada en su cara, ella también la quería y, muy adentro suyo, anhelaba que las dos se quisieran de la misma forma, en el mismo sentir.

─ estas nerviosa? -preguntó florencia en el auto, cuando ya estaban yendo a buscar a daniela- o ya estas más relajada con todo esto?

─ nerviosa -admitió la menor- muy nerviosa, de hecho. no logro captar aún si daniela se lo esta tomando de la misma manera que yo, sabes?, y eso hace que sea un poco un manojo de nervios.

─ en cuanto se vean lo vas a entender, pipi, y vas a poder identificar si están en la misma sintonía o no -la calmó su madre, desviando la vista de la ruta un segundo, tan sólo un segundo, para demostrarle dicha calma y que viera la verdad en sus ojos- tranquila, hija. y estas hermosa, además, eso va a hacer que caiga rendida a tus encantos.

zoe se rió en voz alta, más desestructurada gracias a su madre y sus ideas, y se paso el viaje en silencio, tomándose su debido tiempo para intentar hacerse a la idea rápidamente de los sucesos que la esperaban por vivir.

─ ponemos una playlist de miranda que tengo hecha de mis dignos momentos miranda lover? -preguntó alzando las cejas de forma divertida, y zoe asintió entre risas-

la bailarina sabía perfectamente que su hija necesitaba sus momentos, sus espacios en soledad, con ella misma, para encontrarse de lleno con lo que más intimidada la tenía, y ella iba a dárselo. zoe era igual a ella en eso, y florencia sabía ubicarse. tomaba las riendas del asunto solamente cuando lo creía necesario para darle una mano a su hija, cuando zoe se encontraba aturdida por demás, y, por eso, decidió poner algo de música que las hiciera fluir con tranquilidad hacía el destino que tenían.

y así, las canciones de miranda, y alguna que otra de otro artista ahí metida, fueron reproduciéndose desde la playlist de florencia, llamada "las que escuchamos con niquitich", y llegaron a la casa de daniela un poco más relajadas que antes.

zoe (occhiamin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora