─ entonces, a raíz de todo ese problema con la disquera, ahora está regrabando sus álbumes viejos? -preguntó nicolás, sin entender del todo lo que le contaba aquella adolescente acerca de su cantante favorita-
─ eso mismo, y ahora estamos todas a la espera del lanzamiento de reputation (taylor's version). va a ser increíble, tío, qué ganas tengo.
─ y es un buen álbum reputesion? -hizo un intento por estar en la onda, provocándole una carcajada a zoe al escucharlo pronunciar con dificultad-
─ reputation, nicolás, y sí. todos los álbumes de taylor son increíbles. cada uno de ellos, cada canción, siempre hay algo que contar y luego vamos nosotras y nos identificamos con todo, sabes lo que te quiero decir? ella es tan guay, te lo prometo, es estupenda.
─ ya estas torturando gente? - apareció florencia en escena, riéndose al ver sometido a nicolás a las charlas intensas de taylor swift que solía empezar su hija adolescente-
─ ha sido él, -alzó las manos en señal de inocencia y los dos adultos se rieron en voz alta al verla- él me ha preguntado.
después de aquella tarde de café, y de rebobinar al tiempo pasado, no habían vuelto a tocar el tema ni a verse. pero ese día era distinto, era jueves 22 y marzo ya andaba pisando los talones de la gente mientras que los chicos se sentaban en el sofá gris a esperar a que la cena estuviera lista.
florencia cocinaba tarta de jamón y queso a pedido de su hija, que amaba las tartas que su madre solía cocinar, y zoe había tenido la gran idea de invitarlo a nicolás a cenar con ellas. él había aceptado enseguida, respondiendo un poco nervioso a los mensajes de dm inesperados que había recibido por parte de zoe, y, después de consultar si podía llevar a su mascota, dijo que llevaba helado para el postre.
─ las paso todas la taylor esa, -dijo nico dándole la razón a la adolescente- tiene sentido que haya tanta gente apoyándola incondicionalmente y escuchando su música.
─ jo mamá, -puchereo la menor, dejando caricias en el pelaje de carlos, el perro de nicolás, quien estaba quieto y totalmente predispuesto para recibir mimos- qué adorable es.
la bailarina se encontraba algo contrariada, debía admitir que se derretía de ternura al ver a su hija tan entregada y cómoda con tener a nicolás merodeando sus espacios, y no sabía muy bien como manejar todas las emociones que la atravesaban al mismo tiempo. ella, después de tener a zoe, siempre había intentado no mezclar sus ligues con su hija, no quería confundirla, ni meter gente en su vida que tenía más chances de salir que de quedarse. prefería cuidarla y tener lo que sea que iba a tener fuera de casa, y ahora, en tiempo presente, se encontraba siendo testigo de como la persona que más amo en su juventud se hacía cada vez más amigo de la persona que más ama en su vida en la actualidad.
─ carlos, más despacio. -escuchó nuevamente, volviendo a la realidad, y quedo embobada mirando como nicolás retaba a su perro por la intensidad con la que se restregaba al ser mimado por zoe, y ella, más sonriente que ocho sonrientes, se reía divertida al ver a ese perro tan grande y chiquito a su misma vez- pobre zoe, es un cara dura.
los miraba con una amplia sonrisa en la cara, una sincera, resplandeciente y con mucho amor, e inconscientemente se le pasó la loca idea de que podía ser capaz de contemplar esa escena por el resto de su vida. pero al verse descubierta por nicolás, que dejo de mirar a zoe y a su perro, se sonrojó al instante y huyó a la cocina mientras soltaba un "voy a fijarme la tarta" al aire como excusa barata para no enfrentarse a la mirada intensa que sabía que tenía el chico en ese momento.
─ le caes bien -dijo nicolás, riéndose mínimamente al ver a florencia irse de aquella manera- es muy mimoso siempre, con todo el que lo quiera mimar un poquito, pero esta intensidad la suele tener conmigo nada más. le caes bien.
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