Capitulo 👨‍🔬10

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--El que?

La Fórmula-47 había sido su primer hijo, concebida y creada en el Laboratorio con el propósito de eliminar las cicatrices y las arrugas mejor que la cirugía plástica, mediante el empleo de una clase de nanotecnología
que ella había desarrollado. Era brillante, pero tal vez no vería la luz, No, el lo solucionaría, Respiró hondo.

–Sabes que Phillip, el senador Edgewood, nos estaba ayudando con el proceso de aprobación de la fórmula por parte de la FDA.

–Sí, lo recuerdo.

–Pues el comité ha suspendido la petición.

Oírselo decir a Phillip había sido casi el peor momento de su vida. El proceso debería haber sido sencillo: solicitar la aprobación de la fórmula, que el llevaba dos años perfeccionando, enseñarle al comité de la FDA el
laboratorio, explicarle la metodología y enviar muestras.

La aprobación para la venta de la fórmula era cosa segura Nada había salido como estaba previsto.

–¿Qué? –la expresión de Mile acompañó el tono indignado de su voz–. ¿Por qué?

–Porque tienen dudas sobre las muestras y sobre el laboratorio.

El improperio que profirió Mile lo hizo sonreír.

–Tus métodos son irreprochables. ¿Cómo se atreven a dudar de algo de tu laboratorio?
Nattawin no pudo evitar deleitarse en su apoyo incondicional, que era precisamente lo que había ido a buscar. Sus socios no entendían lo que las alegaciones del comité significaban para el tanto en el terreno profesional como en el personal.

Mile lo había entendido inmediatamente.

–Y hay más. Creo que las dudas han surgido porque alguien ha saboteado las muestras –la mera mención de la odiosa sospecha le revolvió el estómago.
Eso era lo esencial. Había un traidor en el laboratorio. En su laboratorio, en su santuario. Se temía que, hasta que no lo solucionara, no disfrutaría de los nueve meses siguientes.

Mile volvió a acariciarle el cabello a Nattawin porque seguía temblando y quería que dejara de hacerlo

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Mile volvió a acariciarle el cabello a Nattawin porque seguía temblando y quería que dejara de hacerlo. No hacía falta que el supiera que su cabello tenía el tacto del satén, por lo que las caricias los tranquilizaban a ambos.

–Un sabotaje –dijo él frunciendo el ceño–. ¿Quién crees que puede ser?

–No lo sé.

Nattawin volvió a negar con la cabeza y él le acarició la sien con el pulgar, lo cual no debería parecerle algo tan íntimo, ya que el estaba en plena crisis. Pero el primer paso de su plan de seducción era conseguir que
Nattawin se relajara cuando estaba con él.

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