🧪 Capitulo 👨‍🔬 17

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-¿Estás seguro de querer volver a trabajar en un laboratorio? Parece que lo que mejor se te da es la psicología.

Él frunció el ceño, no solo porque Nattawin acababa de referirse al problema que le planteaba su nuevo trabajo: era psicología, no ciencia básica. Mejor dicho, psicología popular.

-El programa no tiene nada que ver con mi área de trabajo. Es puro entretenimiento. Cualquier imbécil, si quiere, se percata, sin mi ayuda, de las sutiles señales que le envía una mujer.

Nattawin se cruzó de brazos y ladeó la cabeza.

-¿En serio? Dime en qué estoy pensando.

Un cambio de tema perfecto que él pensaba aprovechar al máximo.

-Ese experimento no es justo. No soy imbécil y te conozco desde hace tiempo. Tengo mucha práctica en prestarte atención... A Nattawin le pico la curiosidad y sonrió.

-Sin embargo, sigues ahí de pie, en vez de estar mezclando muestras, Sí, estaban allí para solucionar el problema de las muestras, Ya lo sabía. Y lo harían, pero más tarde. Ya sabía lo que era un vaso de
precipitados y cómo agarrarlo. Lo que quería era saber cómo sería acariciar a Nattawin, qué lo haría gritar, reír, suspirar, gemir... Quería saberlo todo.

Las muestras podían esperar un día más. Para entonces, tal vez pudiera concentrarse.
Al fin y al cabo el objetivo era ese: matar la chispa que había entre ellos y seguir hacia delante. Volver a ser amigos y científicos, hablar durante horas de esto y aquello, reírse contando chistes, ser una mutua caja
de resonancia.

-¿Muestras, Nattawin? ¿De verdad que pensabas en las muestras? -él se apoyó despreocupadamente en la mesa y redujo la distancia entre ambos, sin que resultara evidente que lo había acorralado-

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-¿Muestras, Nattawin? ¿De verdad que pensabas en las muestras? -él se apoyó despreocupadamente en la mesa y redujo la distancia entre ambos, sin que resultara evidente que lo había acorralado-. Porque no es
eso lo que tus sutiles señales me indican.

Nattawin le miró la mano, que se hallaba a cuatro centímetros de donde el tenía apoyada la cadera

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Nattawin le miró la mano, que se hallaba a cuatro centímetros de donde el tenía apoyada la cadera...

-Puede que mis señales te estén diciendo «dame de comer» -dijo Nattawin medio riéndose.

-- Es casi la hora de comer, -Son las diez y media. En lo que verdaderamente piensas es en el beso. No puedes olvidarlo. Ni tampoco el ambiente cargado de deseo
cuando me viste el tatuaje. Piensas que estás un poco asustado.

Tentación del Millonario Donde viven las historias. Descúbrelo ahora