V. Come Together

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5. Vamos juntos



Helena tenía la mente en otro lugar. Las imágenes de su encuentro con Draco Malfoy no dejaban de pasar por su cabeza. Se preguntaba qué significaba todo eso. ¿Eran amigos con derechos, personas que sentían pasión uno por el otro? No encontraba la respuesta.

Yotsuba, su gatita, seguía molesta con ella. Se había erizado y miraba a Helena con desdén desde que entró a la habitación, claramente resentida por haber sido encerrada en el baño y lastimada por Draco. Marin, que estaba acomodando sus libros, lo notó.

—Helena, ¿qué le pasa a Yotsuba? —preguntó Marin—. Nunca te mira así. Ella te adora.

Helena, nerviosa, trató de restarle importancia.

—No es nada, Marin. Seguro tiene hambre... ya sabes cómo son los gatos.

Marin frunció el ceño, pero no insistió. A la hora de dormir, Yotsuba se colocó sobre la pancita de Helena, como solía hacerlo, y ambas se quedaron dormidas.

Al día siguiente, Helena no tenía un mejor semblante. Se veía pálida y agotada. Marin lo notó de inmediato.

—Helena, ¿estás bien? Te ves fatal —comentó Marin mientras bajaban a desayunar.

—Estoy bien, solo no dormí bien —respondió Helena, minimizando el asunto.

En clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, Helena no podía dejar de mirar a Draco, y él tampoco podía evitar verla, se lanzaban miradas rápidas, esperando que nadie se dé cuenta. Marin, que estaba sentada al lado de Helena, se dio cuenta y murmuró:

—Helena, si sigues mirándolo así, mejor ve y cómetelo a besos.

—¡Cállate, Marin! —susurró Helena, codeándola para que dejara de decir tonterías.

Cuando la clase terminó, Helena le dijo a Marin que había olvidado algo en la habitación y que iría a buscarlo. Se dirigió a la sala común de Slytherin y, para su sorpresa, allí estaba Draco.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Helena, tratando de mantener la calma.

—Somos de Slytherin, Helena. Es nuestra sala común —respondió Draco con ironía.

—Sí, claro. ¿Y por qué no estás en clase? —preguntó ella.

—No tenía ganas de ir —contestó Draco, encogiéndose de hombros—. ¿Y tú?

—Olvidé algo para la siguiente clase —dijo Helena, sintiéndose incómoda con la tensión en el aire.

—Vaya, qué coincidencia —murmuró Draco, dando un paso hacia ella.

Helena intentó irse, pero Draco le tomó la mano. Ella sintió cómo sus mejillas se ponían rojas, y Draco lo notó.

—¿Te pones nerviosa, Helena? —preguntó Draco con una sonrisa burlona.

—Sigues siendo el mismo tonto de siempre —replicó Helena, enfadada.

—No dijiste eso hace unas noches —respondió Draco, acercándose más.

Helena lo confrontó, sintiendo una mezcla de ira y confusión.

—Pero lo eres, incluso lastimaste a Yotsuba. ¿Por qué estás jugando conmigo, Draco? —preguntó—. Se supone que nos odiamos. ¿Por qué de repente te interesas en mí y me buscas?

—Escuché cuando le dijiste a Marin que te gustaba —confesó Draco.

Helena se sorprendió y se sonrojó aún más. Él había escuchado su conversación en el gran comedor aquel día. Maldijo internamente a Marín por no cerrar su bocota y andar diciendo cosas que no debe.

El hurón me embarazó [DRACO MALFOY x Tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora