XVI. Baby It's You

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16. Bebé eres tú


Helena sentía el peso de su vientre cada vez más presente mientras se encontraba en la sala de estar de su casa, recostada en el cómodo sofá que tenían. A su lado, Yotsuba, su gata de pelaje naranja, ronroneaba suavemente, acurrucada sobre su enorme pancita, un hábito que había mantenido desde que su embarazo se hizo presente. Era increíble pensar cómo aquel pequeño felino había logrado encontrar siempre el modo de acomodarse en el vientre creciente, como si entendiera que ahí, bajo la piel de Helena, latía una nueva vida.

—¿Qué haremos cuando ya no puedas acostarte sobre mi barriga, Yotsuba? —susurró Helena con cariño, acariciando la suave cabeza de la gata, que parecía entender sus palabras.

El silencio en la casa era absoluto. Su padre había salido temprano para el trabajo, como de costumbre, dejándola sola con la tranquilidad del hogar. Helena se había acostumbrado a esos momentos de soledad, donde podía perderse en sus pensamientos, recordando los días en Hogwarts que parecían ahora tan lejanos. Cerró los ojos por un momento, recordando los pasillos del castillo, las clases de pociones, las risas con Marín, su mejor amiga... Y por supuesto, Draco.

Sus pensamientos se tornaron hacia Draco. El padre de su bebé, un joven que, pese a su duro exterior, había demostrado tener un lado tierno y protector, al menos en sus sueños. Había mucho que resolver entre ellos, pero ahora, todo lo que le importaba a Helena era el bebé que estaba a punto de nacer.

El cansancio se apoderó de ella, como solía suceder en esos últimos días de embarazo. Dejó que sus pensamientos la arrastraran hacia el mundo de los sueños, donde, una vez más, se encontró junto a Draco, ambos sosteniendo a su pequeño bebé, una imagen de felicidad pura que le llenaba el corazón de una paz que solo podía encontrar en esos momentos oníricos.

—Estamos juntos, ¿ves? —le decía Draco en el sueño, su voz tan real y cálida que Helena casi podía sentir su aliento en la piel. Él le sonreía, y ella no podía evitar devolverle la sonrisa, mientras miraba al pequeño bebé en sus brazos. Todo era perfecto. Todo estaba bien.

De repente, Helena se despertó sobresaltada. Algo la había sacado abruptamente de ese dulce sueño. Abrió los ojos para encontrar a Yotsuba maullando de manera insistente, su pequeño cuerpo tenso y su pelaje erizado, como si algo la hubiera alterado profundamente.

—¿Qué pasa Yotsuba? —preguntó Helena, alarmada al ver el comportamiento inusual de su gata.

Intentó sentarse, pero entonces lo sintió: una punzada aguda y profunda bajo su vientre que le cortó el aliento. Se llevó una mano a la barriga, tratando de calmarse, de esperar a que el dolor pasara, pero en lugar de disiparse, la punzada se hizo más intensa, transformándose en una contracción poderosa que la dejó sin aire.

—No... no puede ser —murmuró, con la voz temblorosa. Sabía que había tenido algunos sustos antes, falsas alarmas que la habían hecho pensar que el bebé ya estaba en camino, pero algo en esta ocasión se sentía diferente. Una oleada de pánico la invadió cuando sintió que su pantalón estaba mojado. Miró hacia abajo, su mente corriendo en todas direcciones—. ¿Me habré orinado? ¿O...?

La realidad la golpeó de inmediato: la fuente se le había roto. El líquido claro y tibio que ahora empapaba su ropa no dejaba lugar a dudas. Helena respiraba con dificultad, mientras Yotsuba continuaba maullando, ahora acercándose y rozando sus pies con las patitas en un intento de consolarla.

—Está bien, Yotsuba... Todo va a estar bien —dijo tratando de sonar calmada, aunque su corazón latía tan rápido que sentía que iba a salirse de su pecho.

El hurón me embarazó [DRACO MALFOY x Tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora