—Cielo, despierta ya.
Escuché la melodiosa voz de mi mamá decirme al oído. Sin ganas de hacerle caso, giré sobre el colchón, dándole la espalda.
—Vamos Kang, vas a llegar tarde a tu primer día de preparatoria.
—Mmm... Ya voy —acepté pidiéndole un segundo más. Ella salió de la habitación, dejándome solo.
Primer día de preparatoria... Que miedo. Me levanté de la cama para cepillarme los dientes, vestirme, peinarme y bajar a desayunar.
Al haber llegado al comedor, recibí la mirada instantánea de mi padre, quien me dedicó una sonrisa orgullosa al verme con el nuevo uniforme. Sonreí ligeramente y me senté a la mesa.
Él se llama Kim, varias veces me han dicho que soy su copia exacta ya que salí idéntico a él, pero yo no creo eso.
Después de mí apareció Ash —mi gemela— también con el uniforme de la nueva escuela. Al fin le quedaba un poco larga la falda, pues el curso pasado aprovechó para usarla súper corta.
—¡BUENOS DÍAS FAMILIA! —gritó altísimo ella, dejándome sordo— ¿Cómo me veo?
Solté una risa burlona, —Mejor no digo mucho de lo santa que te ves.
—¡Ay estúpido! —me dio un golpe en el brazo, cosa que me provocó aún más risa.
—Oh disculpa, a veces soy muy sincero, y se me olvida que eres un "angelito" —bromeé retóricamente, ganándome otro ataque de su parte.
—¡Hey! —apareció Tae de la nada, el hiperactivo de la familia y hermano mayor por dos años— No la molestes, Kang. Déjala que se vista decente una vez en su vida.
Quejándose de ese comentario, la chica rodó los ojos y ambos tomaron asiento conmigo en la mesa. Mamá nos sirvió el desayuno con mucho amor como de costumbre y comenzamos a comer.
Ash y Tae son actores de cine desde la infancia, ambos triunfaron en ese mundo y actualmente están participando en la grabación de una nueva película. Además, Tae representa a la preparatoria en cada torneo de básquet como capitán de su equipo, mientras que Ash es una tremenda bailarina y sube coreografías impresionantes a las redes, ganando así miles de seguidores. Y yo... Yo prefiero encerrarme en una biblioteca toda la vida.
—Chicos, ¿ya se levantó Jaru? —nos preguntó mamá.
Papá niega con la cabeza, —No creo, amor. Deberías ir a despertarlo.
—Buena idea —aceptó ella entre risas, levantándose de su silla y caminando hacia la habitación del dormilón.
Ese es el menor de los cuatro: Jaru, un ser insoportable y el consentido de nuestros padres. Para apenas tener doce años, sabe perfectamente qué hacer para que mamá le dijera que sí a todo lo que quisiera, cosa que unas veces me beneficia y otras no.
Unos minutos después, se escuchó el sonido del timbre por toda la casa. Tae rápido terminó su plato y se puso de pie para dirigirse a la puerta, seguramente eran sus amigos los que habían llegado. No tardé mucho en hacer lo mismo. Tomé mi mochila y mi teléfono y salí junto a Ash.
Quería pasar desapercibido para no tener que irme junto con Tae y los demás chicos, ya que hace unos días prometieron que serían ellos quienes me presentarían a todos en la escuela, me darían un recorrido, etc, y yo simplemente no quiero. De mala suerte nos vieron salir así que tuvimos que saludarlos. Falló mi hipocresía.
Después de saludarme, ellos se subieron en el auto de Tae. Gracias a que eran en total siete, tenía excusa suficiente como para pedirle al chófer que nos llevara a mí y a Ash a la escuela. No es por nada pero esos chicos no me agradan, ya que son demasiado impulsivos, extrovertidos. Además, hablan mucho, y a mí no me gusta hablar. Esas son mis razones para ignorarlos.
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SOMOS UNO (#2SAGA: PRIMEROS AMORES)
Teen FictionKang acaba de desbloquear una nueva etapa en su vida: la preparatoria, un lugar en el que abunda el bullying, la violencia, el acoso y el desinterés. Él, tan reservado, tierno e inofensivo, se convierte en la víctima de Jung, el matón de la escuela...