Abrí mis ojos lentamente al escuchar la alarma de mi célular, con vagancia la apagué, sin ganas de levantarme. Me percaté de que ya era de día y estaba en mi habitación, acostado en mi cómoda cama. ¿Cómo terminé aquí si se supone que estaba en la discoteca? Aunque, la verdad, no sé qué fue lo que pasó. Tenía mucha resaca y me dolía la cabeza.
Me levanté del colchón y me dirigí hacia el baño para cepillar mis dientes, luego me vestí con el uniforme escolar y bajé al primer piso para desayunar. Tras bajar las escaleras, visualicé a mi mamá terminando de preparar el desayuno. Ash, Tae y Jaru ya se encontraban sentados alrededor de la mesa, hice lo mismo. Mamá nos sirvió y empezamos a comer tranquilamente. O al menos hasta que se despertó papá.
-¡NIÑOS!
Todos los presentes escuchamos el aturdidor grito de mi padre, quien llegó al comedor en cuestión de segundos. En su rostro se reflejaba la furia que corría por sus venas, estaba muy enfadado pero... ¿Por qué?
-Bajando las escaleras resbalé con un asqueroso vómito con olor a alcohol, ¡¿quién fue el que se emborrachó anoche?!
«Estás muerto, Kang» pensé.
Ash y Tae se miraron confusos, luego el pelirrojo habló con una ceja arqueada, -¿De qué hablas, papá? Ayer nosostros estábamos en la grabación de la película -se señaló a sí mismo y a Ash.
En ese instante todos me miraron a mí; era el único sospechoso ya que Jaru aún es un niño.
-Kang, ¿tienes algo que decirnos? -fue la pregunta que me dirigió mi padre, cruzándose de brazos.
No me atreví a responderle. Tragué saliva, preparándome para lo que me esperaba. Escuché un profundo suspiro de parte de él, lo miré de reojo y se estaba sobando la cien, inhalando paciencia. Lo ví sacar su célular de su bolsillo, encender la linterna y acercarse a mí.
-Abre la boca.
Separé mis labios con miedo y lentitud, a lo que él sostiene mi mandíbula para ver mejor el interior de mi garganta, ayudándose con la luz. Al comprobar lo que quería, tomó distancia y me dedicó otra mirada furiosa.
-Tienes la garganta irritada, a mí no me engañas, Kang. Aprovechaste que tu madre y yo no estábamos en casa para salir a beber.
Bajé la cabeza, avergonzado, -N-no es así, papá.
-¡¿Entonces?!
Mamá intervino, tomándolo del brazo y y calmándolo un poco. Siempre he dicho que ella es mi abogada cuando mi padre se pone así, y es que prácticamente lo es.
De la nada, sentí mi teléfono vibrar desde mi pantalón. Revisé quién llamaba y resultó ser Erick, le dedique una mirada a mi padre para responder a lo que no le quedó más remedio que permitírmelo. Contesté:
-¿Erick?
-Kang, ya estoy tu puerta.
-Ah, vale. En un momento salgo.
Colgué y volví a mirar a mi padre, quien suspiro ondo y me dejó ir a la preparatoria. Agarré mi mochila y salí de la mansión, no sin antes darle un beso de despedida a madre y una sonrisa inocente a mi padre. Abrí la puerta principal, encontrándome con el rubio frente a mí. Ambos procedimos a caminar hacia la escuela sin decir nada, puro silencio. Tenía la duda de si él habrá llegado a escuchar el escándalo de mi padre, pero no me atrevía a preguntar. Avanzamos por las calles hasta llegar de una vez por todas a la gran institución.
Cuando entramos, todas las chicas empezaron a mirarme raro, con cierta perversión en sus ojos. No entendía por qué ya que hace semanas que no pasaba, pero igual preferí no darle importancia. Una vez en nuestro salón, vi que todos mis compañeros estaban mirando sus celulares, observando una especie de vídeo que según ellos se había hecho viral. Me digné a ver de qué se trataba, quedándome atónico. ¡En ese vídeo quienes aparecían éramos yo y Su-Jin! Y para colmo, ¡besándonos! ¿Cuándo pasó? ¿Ayer en la fiesta?
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SOMOS UNO (#2SAGA: PRIMEROS AMORES)
Teen FictionKang acaba de desbloquear una nueva etapa en su vida: la preparatoria, un lugar en el que abunda el bullying, la violencia, el acoso y el desinterés. Él, tan reservado, tierno e inofensivo, se convierte en la víctima de Jung, el matón de la escuela...