A la mañana siguiente, llegó la hora del receso por lo cual todos salieron del Salón. No quería hacer lo mismo, ya que —si salía— no iba a poder disfrutar la lectura del libro que estoy leyendo. Así que lo saqué de mi mochila, lo abrí en la página que marqué y me puse mis audífonos; listo para desconectarme del mundo.
—Hey, ¿qué haces?
Levanté la mirada de mi libro para observar a cierto rubio ya conocido, parado frente a mi mesa.
—Tratar de leer, ¿por?
—Nada, tranqui. Te pones de mal humor rapidísimo, ¿eh?
—No, solamente cuando no me permiten hacer lo que me gusta.
Él soltó una carcajada y centró toda su atención en las páginas del librito, observando cada detalle. Al cabo de dos segundos, volvió a mirarme, esta vez con asombro.
—¿Qué? —le pregunté, dudoso.
—Esta es una edición en físico, mi hermana me dijo que valen mucho. ¿Cómo es que la tienes?
Reí para mis adentros, sin ganas de decirle que mis padres son ricos, —Digamos que soy fan al olor a papel.
—Wow, que curioso —le dedicó otra mirada a la página que yo leía, pensativo—. Te debe de gustar mucho la lectura como para no salir al receso. ¿Qué género lees?
Me quedé atónito con esa última pregunta, no me imaginaba que a alguien como él le interesaría eso, —Misterio y suspenso.
—Vaya, te gusta la intriga. No he leído muchos libros, pero en los que leí no aguantaba cada vez que el escritor terminaba un capítulo dejando la mejor parte para el siguiente, y para colmo tardaba una semana en publicarlo. No sé cómo te gusta eso a tí.
Me causaron cierta gracia sus palabras, se notaba que era un lector novato, —
Me gusta porque me atrapa el deseo de saber qué pasará, no como en otros géneros que te lo dicen todo de una.Asintió, —Es cierto, ahora que lo pienso.
Sonreí para luego bajar la cabeza y volver a leer en donde me quedé. De la nada, mi hermano —Tae— entró al salón con dos de sus amigos, quienes llegaron a rodear mi puesto.
El pelirrojo apoyó sus manos en las esquinas de mi mesa y me dedicó una sonrisa sincera para luego preguntar:
—¿Qué tal tu segundo día aquí, hermanito? ¿Algo nuevo?
—No.
Él entrecerró los ojos, —Cuantos detalles, ¿eh?
—¿Qué quieres que te diga? No hay mucho que contar —confesé.
—Bueno vale —él dejó el tema y bajó su vista, contemplando a lo que me estaba dedicando. Por la cara que puso, no le agradó—. Kang, debes salir. No puedes quedarte todo el tiempo leyendo en este lugar, tienes que socializar. ¿Quieres que te morstremos la escuela?
No quería, pero la verdad es que debía ir con ellos; no podía quedarme el curso entero aquí, tenía que conocer la institución. Así que dije que sí y me levanté para salir. Invité a Erick, ya que es probable que él tampoco conozca nada de la preparatoria.
Al llegar al campus, Tae y los otros chicos se pusieron a mostranos los diferentes puestos de venta, áreas de recreación y lugares para descansar. Como era de esperarse, nos presentó a muchos de sus conocidos. Con "muchos" me refiero a prácticamente la escuela entera, lo que estaba tratando de evitar desde que llegué.
Erick y yo compramos un capuchino para cada uno y nos sentamos en un banco a tomárnoslo. Frente a nosotros estaba la cancha de básquet, y en ella habían alrededor de diez chicos jugando.
ESTÁS LEYENDO
SOMOS UNO (#2SAGA: PRIMEROS AMORES)
Teen FictionKang acaba de desbloquear una nueva etapa en su vida: la preparatoria, un lugar en el que abunda el bullying, la violencia, el acoso y el desinterés. Él, tan reservado, tierno e inofensivo, se convierte en la víctima de Jung, el matón de la escuela...