NARRA KANG:
—Bien chicos, en el día de hoy haremos calentamientos, luego correremos la cancha y para finalizar jugaremos voleibol.
Muchas quejas de parte de mis compañeros se hicieron presentes. El fin de semana terminó así que hoy, lunes, correspondía a primer turno la clase de educación física. No tengo problemas con eso, sinceramente, ya que me gusta hacer ejercicio de vez en cuando.
El calentamiento fue muy divertido, casi todos lloriqueaban porque no querían ni siquiera mover los brazos. Obvio mi mejor amigo no fue la excepción, tan vago como siempre. No voy a negar que se me escaparon unas cuantas carcajadas. Su-Jin también se reía con Lin —su amiga— con tan solo mirarse a la cara, y Jung... Bueno, él con su típica expresión malhumorada, no me sorprende.
Luego tuvimos que darle aquellas vueltas a la cancha, ahí también me divertí un montón, y por las mismas razones del calentamiento. Pero no pude evitar preocuparme por la manera tan defectuosa de correr de Jung, pues sudaba muchísimo y parecía que en cualquier momento caería desmayado. Seguramente se debía a su sobrepeso.
Ahora tocaba el voleibol. La profesora nos dividió a todo el salón en dos equipos. En el mío habían como veinte personas, entre ellas Érick y Jung, y en el contrario estaban Su-Jin, Lin, y otras dieciocho. Y no, no era "chicas contra chicos" ni nada por el estilo, habían ambos géneros en los dos bandos.
—¡Que empiece el juego! —habló la profesora, chiflando agudamente con su silbato y lanzando la pelota al aire.
Yo, como era uno de los más cercanos, corrí hacia ella y di verdadero comienzo al partido, golpeándola con la palma de la mano. En este momento agradezco medir un metro con ochenta.
Érick apoyó al equipo muy bien, nuestra coordinación era increíble, pero el enemigo no nos la puso fácil. Su-Jin podrá ser muy linda y tierna normalmente, pero en el voleibol no lo parece, y su amiga tampoco.
El juego prosiguió de manera intensa cuando el equipo de mi novia anotó el primer punto, y el segundo, y el tercero. ¿La estoy dejando ganar o acaso ella es mejor que yo?
Vi que Jung se había situado unos pocos metros detrás de mí, no le di importancia hasta que un chico del otro bando intentó lanzar la pelota hacia un ángulo en el que yo no la atrapara y terminó dirigiéndola a una velocidad peligrosa hacia Jung.
Reaccioné rápido. Corrí hacia esa dirección y golpeé la pelota, enviándola hacia otro lado, pero justo en ese momento —como Jung ya se había asustado— resbaló y cayó de nalgas al suelo. El impacto fue tan grande que me alarmó el sonido escuchado.
Caminé hacia él sin perder el tiempo, una vez de frente me incliné para hablarle.
—¿Estás bien?
Él no me respondió, sino que se quedó callado. Los segundos pasaron y aún no me hablaba.
—Vamos —le dije, ofreciéndole mi mano para que se levantara.
—Tú... ¿De verdad me estás ayudando?
Su pregunta me llegó. ¿Yo estaba ayudando a Jung, el mismo matón que casi me envía al hospital hace algunas semanas?
—Sí, lo estoy haciendo —admití, sonriendo ligeramente y con sinceridad—. Creo... que debemos olvidar todo lo que pasó e intentar llevarnos mejor, ¿te parece?
Como me esperaba, se quedó atónito con mi pregunta. Mi mano siempre se mantuvo a su alcance, pero él nunca la tomó. Cuando se fue a poner de pie, lo hizo sin mi ayuda y se alejó de mi presencia. Al menos lo intenté, ¿no?
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SOMOS UNO (#2SAGA: PRIMEROS AMORES)
Ficção AdolescenteKang acaba de desbloquear una nueva etapa en su vida: la preparatoria, un lugar en el que abunda el bullying, la violencia, el acoso y el desinterés. Él, tan reservado, tierno e inofensivo, se convierte en la víctima de Jung, el matón de la escuela...