Esa noche, el taxi se estacionó frente a mi casa a las once y treinta exactamente. Ya se habrán imaginado la reacción de mis padres al verme llegar a esa hora. Aunque no fue tan mal como esperaba, solo me hicieron entender que lo que hice estuvo mal , y ya, más nada. Al llegar a mi habitación me tiré sobre mi cama, pero no me dormí. Estaba pensado en todas las cosas bonitas que habían pasado hoy, todas las que tenían que ver con Su-Jin. Cerré los ojos, profundizando cada vez más en el pensamiento.
¿Qué siento? ¿Qué es? Tan solo bastó mirarla para terminar así, con el corazón a mil. No quería sentir esto, es algo tonto, sin sentido. Además... Seremos novios falsos, así que tengo que aprender a ser de piedra en ese sentido, para no ilusionarme. Poco a poco fui cerrando mis ojos hasta quedar dormido.
...
A la mañana siguiente mamá me obligó a levantarme temprano, pues había llegado nuestra familia de Italia y teníamos que ir a recibirlos al aeropuerto. Tras haberlos esperado una hora, —por la cual no entendí por qué me habían despertado tan pronto— los vimos a lo lejos dirigirse hacia nosotros. Eran la tía Lia —hermana de papá—, su esposo Blake, y su hijo, Félix —mi insoportable primo.
No es que me caiga mal, simplemente no soporto su personalidad egocéntrica, narcisista, mentirosa. Él, al ser único hijo, es el niño mimado de sus padres, quienes le dan lo que quiera cuando quiera y como quiera. Recuerdo que una vez —cuando éramos pequeños— Félix entró al cuarto de papá, robó su reloj de mano, lo rompió y después nos hechó la culpa a mí y a Tae. Obvio, nuestros papás se lo creyeron y por su culpa estuvimos castigados dos semanas. Desde entonces no lo soporto.
Al estar a su lado, papá abrazó con fuerza a la tía Lia y, a su vez, ella le devolvió el abrazo. Hace un año que no se veían, por eso estaban así. Resulta que —antes de tener a Félix— ella y su esposo hicieron un viaje a Italia para presentar sus pinturas en las mejores exposiciones de arte del mundo, consiguiendo millones de dólares y quedándose a vivir allá.
—¿Chicos? —nos llamó la tía a mí y a mis hermanos para que también la abrazáramos. Lo hicimos, sintiendo ese calor familiar tan acogedor.
—¿Cómo han estado? —pregunta Félix cuando nos separarnos de su madre, con una forma tan amable que no parecía suya.
—¡Bastante bien! —le responde Ash, dando un saltito de emoción— ¿y ustedes? ¿Qué tal Italia?
Así empezó una larga conversación sobre cómo nos había ido en el tiempo sin vernos. Ash y Félix se llevan bien de toda una vida, creo que es porque ambos tienen el ego al cien. Él nos estaba tratando súper bien y de manera sincera, soprendiéndome con esa nueva personalidad. Papá nos llamó para regresar a casa, a lo que todos lo ayudamos con las maletas y nos fuimos del lugar.
...
—¡Apártate de mi camino! —le grita Jaru a Félix con desesperación, refiriéndose al videojuego de carreras de autos que estaban jugando.
Nos habíamos pasado la tarde entera en la consola Tae, Ash, Félix, Jaru y yo. En estos momentos solo se encontraban mirando a la pantalla Félix y Jaru, ya que los demás nos habíamos aburrido, pero aún así permanecíamos en la misma habitación —la cual es de Tae—. Por mi parte, estaba leyendo un nuevo libro thriller. Pasé la página, continuando con mi atrapante lectura.
Escuché mi teléfono vibrar varias veces, ese debía ser Erick escribiéndome. Preferí no responderle por ahora ya que solo me estaba interrumpiendo, y seguro no era nada importante. Volví al mundo de mi libro.
No pasaron ni cinco minutos cuando mamá entró a la habitación para decirme que mi insoportable amigo estaba afuera de la casa. Indignado, me levanté de mi cómoda posición y me dirigí hacia la entrada para recibirlo.
ESTÁS LEYENDO
SOMOS UNO (#2SAGA: PRIMEROS AMORES)
Teen FictionKang acaba de desbloquear una nueva etapa en su vida: la preparatoria, un lugar en el que abunda el bullying, la violencia, el acoso y el desinterés. Él, tan reservado, tierno e inofensivo, se convierte en la víctima de Jung, el matón de la escuela...