Al terminar de entrenar en la cancha, recogí mi mochila y me fui de allí junto con Erick y los demás. Resulta que todos somos vecinos, así que decidimos irnos juntos. Los despedí al llegar a casa y entré, recibiendo una mirada inspectora del menor de la familia, Jaru. Él entrecerró los ojos, observándome como si fuera policía. Reí para mis adentros y desordené su cabello, encaminándome hacia mi habitación. Al llegar, me desvestí para darme un buen baño y quitarme todo el sudor que traigo encima. Salí de la ducha, -ya limpio- me puse ropa cómoda y bajé al comedor para cenar; moría de hambre. No encontré a mamá en la cocina, donde siempre estaba. La busqué con la mirada, fijándome detenidamente en una notita de papel pegada en el refrigerador. La leí:
"Kang, soy mamá. Tu papá y yo lastimamos decirte esto, pero no podremos ir hoy a verte jugar. Tenemos mucho atareo aquí en el hospital, es por eso que no vamos. Perdónamos por esto, de verdad. Dejé la cena preparada en el refri, no olvides comerla para que vayas al partido fuerte. Te amamos"
Me dolió enterarme de eso, pero de todos modos tenía que salir adelante. Abrí el refrigerador en busca de la comida que dejó mi madre, la calenté en el microondas y me preparé un platillo a mí y a Jaru. Lo llamé para que viniera a cenar, así que él se apresuró y se sentó conmigo a la mesa; ambos empezamos a comer. Le pregunté a Jaru dónde están Tae y Ash, ya que a esta hora debían estar en casa, a lo que él me respondió:
-Tuvieron que ir a la grabación de la serie que están actuando, deben llegar tarde.
Llevé un trozo de carne a mi boca con ayuda de los palillos, pensando en lo que me acababa de decir. Si mis hermanos y mis padres no están en casa... ¿Quién irá a verme jugar? O peor aún, ¿quién se quedará cuidando a Jaru? Me daba miedo dejarlo solo en la mansión con toda la delincuencia que hay, pues solo es un niño. ¿Y si... me quedo aquí cuidándolo? Suspiré, dándole un sorbo a mi vaso de agua.
-¿En qué piensas, Kang? -me dice el enano, mirándome preocupado. No es que sea enano exactamente, de hecho, es uno de los más altos de su clase. Yo solo le digo así porque es el más bajito de la familia, aunque ya le falta poco para superar a Ash.
-Pienso en si debería faltar al partido o no.
Él abrió mucho sus ojos, sorprendido por mis palabras, -¡¿Por qué?!
-No puedo dejarte solo aquí, enano. Sería muy peligroso.
-Pero... -baja la cabeza, notándose angustiado- Me sentiré culpable si no vas, Kang, te has esforzado mucho estos últimos días como para que todo sea en vano.
Sonreí ligeramente, orgulloso de él. Toda la vida ha sido un buen hermano; a veces insoportable, pero eso está en la sangre. Me alegro de tenerlo.
Se escuchó el sonido del timbre por toda la casa, así que me puse de pie y fui a ver quién estaba en la puerta. Resultó ser la tía Lia, la cual traía esta noche un pastel de fresa y crema. La recibí con gentileza y la invité a pasar, llevando el postre por ella. Al verla, Jaru se paró de su silla y salió corriendo a su encuentro para darle un fuerte abrazo. La misma correspondió, y ambos se separaron. Ella me examinó de pies a cabeza desde su posición, fijándose detenidamente en el uniforme de baloncesto que visto. Levantó una ceja para luego preguntar:
-¿Qué haces vestido así, Kang?
-Tía, tenía que ir a jugar en un partido a las ocho y treinta, pero ya no iré -confesé, sin muchas ganas de decirlo.
-¿Y eso por qué? ¿Qué pasó?
Respiré ondo, dignándome a hablar, -Es que no puedo asistir, tengo que cuidar a Jaru ya que no hay más nadie que... -me detuve a pensar, dándome cuenta de una cosa.
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SOMOS UNO (#2SAGA: PRIMEROS AMORES)
Teen FictionKang acaba de desbloquear una nueva etapa en su vida: la preparatoria, un lugar en el que abunda el bullying, la violencia, el acoso y el desinterés. Él, tan reservado, tierno e inofensivo, se convierte en la víctima de Jung, el matón de la escuela...