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Victoria iba de un lado a otro guardando las cosas para la universidad y preparando el desayuno de su hermano. Matteo salió de la habitación de Victoria medio dormido y fue al baño.
Victoria puso el desayuno en la mesa y entró a su habitación para vestirse.

–Matteo, no tardes en el baño o llegaremos tarde –. Pidió yendo a la cocina para beber su café.

El niño salió del baño y se va a vestirse. Después de dos minutos, Matteo estaba sentado frente a su hermana mientras desayunaban.

–Hoy no podré recogerte –. Avisó Victoria atando su cabello.

–¡Entonces puedo venir solo! –. Sonrió animado Matteo viendo su oportunidad pero, Victoria borró su sonrisa con su respuesta.

–No, yo me las arreglaré para buscarte.

La sonrisa se desvaneció por completo. Después de desayunar ambos pasaron por la recepción y salieron del edificio. Matteo iba agarrando la mano de su hermana mientras iban caminando, él no se avergonzaba de considerar a su hermana como su madre, tampoco le avergonzaban que ella le diera un beso de despedida frente a sus amigos. Él la apreciaba y eso era lo único importante.

Mientras que ellos iban caminando, se encontraron a Cleo en el camino.

–Vick, hola –. Sonrió la pelirroja acercándose a su amiga para darle un corto abrazo. Luego miró al niño y le sonrió–, hola Matteo.

–Hola Cleo –. Saludó Matteo ya que sabía quién era la chica.

–Cleo, ¿Tú sales temprano hoy? –. Preguntó Victoria moviendo su cabeza hacia la derecha.

–Si, ¿Por qué?, ¿Necesitas algo?

–¿Podrías recoger a Matteo y llevarlo al departamento?, solo por esta vez.

–Claro, no hay ningún problema.

–Gracias.

Llegaron a la escuela de Matteo y Victoria se quitó la mochila para sacar la llave del bolsillo pequeño.
Se puso de cuclillas frente al menor y lo miró como si le fuese a entregar el diamante más frágil del mundo.

–Ten cuidado, cuando Cleo te deja en el departamento, cierras la puerta y te quedas ahí hasta que yo llegue –. Indicó dándole la llave de la puerta a su hermano–. No le abras a nadie y no pierdas la llave.

–Okey –. Sonrió Matteo y guardó la llave en el bolsillo de su pantalón–. Adiós Vicky.

–Adios Matteo.

Cleo movió su mano en un saludo y el menor entró. Las dos adolescentes se marcaron y fueron a la universidad.

Su cabeza estaba a punto de explotar

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Su cabeza estaba a punto de explotar. No podía concentrarse en el libro de biología que estaba leyendo para poder responder las preguntas. Pensaba en su hermano, en qué llegara bien, que le hiciera caso y se quedara en el departamento. Solo.

El Hacker: Código de Rescate ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora