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–¡Victoria!

En el peor momento de su vida. En el peor momento de su oportunidad, a Sebastián se le daba por hablarle. Volteó a verlo y luego giró su rostro para localizar nuevamente a Cleo, pero ya la había perdido de vista. Maldijo en su interior y volteó completamente para ver a Sebastián.

–Hola Sebastián –. Dijo finalmente estando ya frente a frente con el chico. 

–¿Cómo has estado?, se que aún no has podido encontrar a Matteo.

Victoria suspiró y rascó su sien para luego cruzar sus brazos.

–Estoy bien, gracias. A veces solo un poco cansada pero no podría estar peor.

–Entiendo... –. Musitó agarrando la tira de su mochila–...mira, se que no es un buen momento pero...me gustaría invitarte a ver una película.

–¿Una película? –. Preguntó incrédula.

–Si, se que no estas en un buen momento en tu vida pero quizás puedas despejar tu mente un rato –. Justificó su respuesta con una ligera sonrisa.

–Ah... –. Murmuró–...bueno...no sé...tal vez sería bueno pero...

–Si no quieres no hay problema –. Interrumpió un poco decepcionado–, sólo quiero ayudarte a despejar tu mente un poco, se que es un momento difícil.

Despejar su mente era algo que quería. Pero en un momento así, solo aplazaría la búsqueda de su hermano. Por otro lado, tal vez no era mala idea, después de todo, habían pasado días en los que no había podido pensar bien. Quizás una película la ayudaría un poquito.

–Bueno...¿Cuándo quieres ir a ver la película? –. Aceptó un poco dudosa.

–Esta noche, a las ocho, en el Regal Time Square –. Sonrió feliz porque Victoria había aceptado su invitación.

–Bien, ¿Qué película vamos a ver?

–Pensaba en una de terror, ¿Qué dices?

–Me parece bien.

–Genial, te veré en el receso así vemos que película ver. Ahora debo asistir a una clase.

–De acuerdo, nos vemos en un par de horas.

Victoria regresó a su salón y se sentó en su lugar correspondiente. Suspiró y sacó sus cosas. No vio entrar a Cleo en ningún momento. Pero sí vio entra a Hannah, la rubia pasó por su lado y se fue a sentar un poco lejos de ella. Estaba por levantarse y preguntarle si había hablado con Cleo por última vez. Pero no estaba segura ya que dicho Hacker, le dijo que no podía decir nada al respecto.

¿Ahora que haría? La única persona que podría ayudarle en ese momento no podía enterarse de que había leído su chat con Cleo.

Agarró su cabeza con frustración y luego acomodó su cabellos un poco. Luego el profesor de artística entró junto a todos los alumnos.

–Genial... –. Dijo con sarcasmo.

Odiaba artística. Si bien no hacían nada más que dibujar y pintar, no le gustaba como le quedaban sus dibujos. Era una pésima artista, segundo ella. La única que destacaba en esa clase era Marisa, una chica de cabello corto hasta las orejas de color rosado chicle, ojos verdes y una piel blanca impresionante.

Estando justamente en esa clase, su celular comenzó a vibrar en la mesa. Cuando miró el móvil era una llamada, se puso un poco nerviosa y guardó el celular en la mochila. Era justamente el hacker. No podía contestar en hora de clases y tampoco podía salir porque la hora había comenzado y solo llevaban unos pocos minutos de clase.

El Hacker: Código de Rescate ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora