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Victoria estaba sentada con su espalda apoyada en la pared mientras estaba en el receso.
Tenía sus piernas cruzadas mientras leía un libro para matar el tiempo.

Un chico se paró frente a ella y levantó la cabeza para mirarlo.

–Hola... –. Saludó él, apenado.

–Hola Sebastián –. Contestó cerrando el libro.

–Yo...¿Podemos hablar?

–Claro...

Él suspiró y se sentó al lado de ella. Se quedaron en silencio un buen rato. El momento se sentía incómodo, y bueno, después de lo que había pasado, ¿Cómo se explicarían las cosas?

–Quiero... –. Comenzó Sebastián algo nervioso–... disculparme contigo.

–Entiendo... –. Asintió Victoria, lentamente.

–Es que... –. Suspiró–. No sé lo que me pasó. Me enojé pero no debí golpearte como lo hice. Lo siento.

–Está bien, Sebastián. No tienes porque disculparte, a veces nos enojamos y hacemos cosas que no debemos hacer.

–Es que no lo entiendes –. Dijo levantándose–. Eres muy importante para mí, y aún así...no debí...

–Sebastian, ya no importa –. Contestó levantándose poniéndose frente a él–. Lo que importa es que ambos estemos bien entre nosotros –. Sonrió.

Sebastián asintió y la miró.

–Perdóname.

–Te perdono.

Él se acercó a ella y la abrazó acariciando su espalda. Victoria aceptó el abrazo y después se alejaron. Sebastián agarró a Victoria de los abrazos y le sonrió.

–Eres las mejor.

–Tú eres el mejor amigo que he tenido –. Se acercó y volvió a abrazarlo.

El receso terminó y ambos se separaron para ir a los salones.

–¿Hablaste con Ryan? –. Interrogó Sebastián subiendo las escaleras junto a Victoria.

–Lo hice, pero dijo que no podía entrar al grupo porque las circunstancias no se lo permiten.

–¿Circunstancias?, ¿Te refieres a lo de Cleo y Matteo?

–Si.

–Ya veo.

Entraron al salón y vieron a Eva junto a Dylan hablando.

–Hola chiquitos, ¿Cómo estás? –. Saludó cariñosa Eva.

–Hola, ¿Y Hannah? –. Preguntó Victoria sentándose.

–Dijo que su mamá no se sentía bien y que debía cuidarla –. Respondió la pelo violeta.

–Mm...

Luego de una larga y cansadora clase. Victoria fue a un asilo de ancianos. Fue a la recepción y saludó a la mujer a cargo. Una mujer de piel morena con ligeras arrugas, ojos de color negro y cabello canoso.

–Hola Victoria, ¿Vines a ver a Julito? –. Preguntó con una amable sonrisa la mujer.

–Si, ¿Está en su habitación?

–Está jugando bingo con Marta y Cecilia, Samuel ya no juega porque no puede ganar –. Rió la mujer.

–Gracias.

–De nada linda.

Ella sonrió y fue a buscar al adulto. Julio era el abuelo de corazón de Victoria. Se habían conocido en una visita al departamento. Julio era el padre de Marcus, y durante la estadía de Victoria en el edificio, Julio, cuando podía caminar normalmente, visitaba a su hijo y a Victoria.

El Hacker: Código de Rescate ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora